Una pausa
El secreto de Adaline es lo primero que nos cuenta el film. Adaline (Blake Lively), es viuda y madre de una niña. Una insólita nevada en el invierno californiano provoca que tenga un accidente, su auto cae en un lago y muere. Al instante un rayo origina una reacción que la revive y la vuelve “inmune al paso del tiempo”. Esto la obligará a huir y cambiar de identidades a lo largo de los años para evitar ser descubierta pero el conocer a Ellis (Michiel Huisman) y encontrarse con William (Harrison Ford) replanteará su forma de vida.
La película es básicamente eso: por qué huye, cuándo huyó, y cómo decide dejar de huir, porque más que eso no sabemos de los personajes. Son momentos puntuales, una sucesión de acontecimientos sin mucho detalle. El film pasa rápido, es entretenido y su final llega cuando uno lo necesita, sin embargo se siente la falta de aquello que no se nos cuenta.
Su director Lee Toland Krieger (Celeste & Jesse Forever) se aleja de las “frescura” que lo ha caracterizado y nos trae una película que amplía su público a un target más maduro que el de sus producciones anteriores. No decepciona pero tampoco arriesga, es una película correcta. La fotografía David Lanzenberg acompaña muy bien y es un punto a destacar, al igual que el arte aunque a su pastiche temporal pareciera que le falta una vuelta de tuerca más.
En fin, El secreto de Adaline es un film visualmente bello con personajes a los cuales no llegamos a conocer en profundidad y elementos que, por su tratamiento, no suman ni restan, es una buena compañía para pasar el rato.
Si te gusta el tráiler mirala pero no te dejará más que una pausa en el día: