El zombie es el medio. Finalmente se estrena en Argentina Invasión Zombie, la película que tanto ruido hizo en el último festival de Cannes y, que además, fue éxito en su país de origen. Train to Busan, tal la traducción del título en inglés, es más literal y nos da una idea bastante acertada sobre la trama. Invasión Zombie nos sitúa en un viaje de 412 km en un tren de alta velocidad, que inicia al mismo tiempo que se propaga una infección zombie por todo el territorio surcoreano, en el cual viaja Seok Woo junto a su pequeña hija. En el film no encontramos nada nuevo pero si una narración contada con destreza. Como toda historia con una catástrofe como motor, cuenta con los típicos estereotipos propios del género, esos que ponen en tela de juicios las actitudes humanas frente a la tragedia. Los zombies siempre me parecerán una exageración pero debo decir que la tensión, suspenso y desesperación que aquí producen es increíble, de esas que te llevan a “hacerte un bollito” en la butaca y alentar a los personajes cual ataque de equipo contrario en un partido de fútbol. Y gran merito de esto lo tiene el manejo del tempo, eso que hace que una película sea efectiva o un completo bodoque. Si bien Invasión Zombie es la primera película en live-action que el director Yeon Sang-ho realiza, pareciera que quiso occidentalizar aun más el universo coreano para así alinearla al género, pero todavía allí se esconde algo de lo que suele mostrarnos Corea. De más está decir que en el país con una de las más proliferas industrias cinematográficas, televisivas y tecnológicas del momento, los efectos especiales no son para subestimar y están a la altura de las circunstancias. La sub-trama en este film pasa de forma muy sutil pero aporta emotividad y reflexión sobre las prioridades y las rutinas en el mundo en el que estamos inmersos. De esta forma, la película resulta entretenida y deja satisfechos a los espectadores. Luego de haber leído este texto, me parece importante confesar que no soy habitúe al género, y que de hecho, es la primera película sobre zombies que veo. Si también sos un novato en el género, Estación Zombie puede funcionar como una buena bienvenida al universo de los muertos vivos.
SILENCIO Julieta es de esas películas que no te abandona cuando se encienden las luces de la sala… y no hay mejor definición que ésta. Vemos unos títulos muy almodovarianos pero de pronto un universo extraño… Exceptuando el rojo todo es algo ajeno, hasta la música… la casa de Julieta es fría… se siente raro. Pero el encuentro con Bea (Michelle Jenner) de a poco va normalizando el universo y ya se siente más cómodo, para nosotros, no para Julieta (Emma Suárez) que decide súbitamente suspender su mudanza a Portugal, dejar a su pareja (Darío Grandinetti) y quedarse en Madrid. Luego, una vez más, el pasado nos revelará lo que está pasando: Antía, la hija de Julieta, años después de la muerte de su padre (Daniel Grao), decidió marcharse sin dejar rastro. La estructura narrativa no lineal fluye sin conflictos. El pasado nos presenta una Julieta joven (Adriana Ugarte) que se funde con la Julieta actual de forma invisible. La primera vez que escuché que a Julieta le darían vida dos actrices me asustó la idea, ya nos desacostumbramos a ver algo así, pero claro señores dirige Almodóvar y para él, hay cosas que son más que posibles. Este no es un punto menor, ya que el hecho que las dos actrices se fundan tan bien en un sólo personaje nos habla de una detallada construcción emocional. La magia del cine más puro, sin efectos especiales, se hace presente una vez más. A través de un truco a lo Méliès o, cómo hablamos de cine español debería decir mejor, a lo Segundo de Chomón, se hace la transición -Claro, esto ya nos lo cuenta el afiche de la película-. Julieta nos habla de lo que no se habla: de las culpas que tal vez no son tan culpas pero que el silencio no nos permite descubrirlo. Nos habla del abandono, de esos lazos que son nuestra mayor fortaleza pero al mismo tiempo nuestra mayor debilidad, esos lazos que aunque se intente con todas las fuerzas serán imposibles de cortar. Esta vez no esperen la frase o situación cómica, se la extraña sí, porque es Almodóvar… pero realmente no es necesaria. En su película número veinte el manchego nos entrega un drama, drama que no en vano hace referencia a la tragedia griega, porque como siempre cada detalle visual, narrativo y sonoro, está pensado milimétricamente. Almodóvar lo hizo una vez más. Con una película madura en todos los sentidos sigue demostrando su justo paso a la inmortalidad en la historia del cine. Los infaltables: El plano detalle de un objeto que por recorte y movimiento es muy, muy sensual. El bolo del “hermanísimo” como lo llaman por ahí a Agustín Almodóvar. (Me parece un apodo divertido, googleénlo, todo tiene sentido.) La escena del portero. La mención o presencia de elementos/situaciones de sus películas anteriores (y seguramente futuras). Chavela Vargas y su expresiva melodía. (Si, recién al final, pero está!) La chica Almodóvar: Rossy de Palma. *Silencio, era el nombre original del film, cambiado gracias al próximo estreno de Scorsese. Sí, gracias a Scorsese una película de Almodóvar lleva mi nombre y me encanta! Al margen de esto creo que la película también lo agradece, si bien Silencio puede ser un buen nombre para titular la review porque sintetiza muy bien (casi literal) lo que se nos cuenta. A la película le sienta mucho mejor un nombre propio, Julieta. Por Julieta Lupiano
Ni Aúpa, ni olé Finalmente se estrena la ansiada secuela de Ocho apellidos vascos (2014). Como toda segunda parte carga con ser la hija de un gran éxito, con lo cual la tenía difícil… y la prueba, tristemente no fue superada. Nos encontramos luego que Amaia haya viajado al cálido sur a proponerle matrimonio a Rafa. Ahora ella se encuentra en Cataluña organizando su boda con Pau, un catalán de pura cepa. Cuando Koldo, padre de Amaia, se entera, llama a Rafa en busca de ayuda para impedir esa boda. La relación de Amaia y Rafa fracasó, ahora ella se encuentra en Cataluña organizando su boda con Pau, un catalán de pura cepa. Cuando Koldo, padre de Amaia se entera, llama a Rafa en busca de ayuda para impedir esa boda. La película tiene sus momentos divertidos, no se pude negar: aunque son muchos menos que los que tuvo su predecesora. El problema principal del film reside en una trama poco consistente, priorizando los gags antes que la historia a narrar. Ya desde el inicio es difícil entender como Amaia llegó al punto de tener una relación con un personaje como Pau, por lo tanto el final que cualquiera predice, es aún más que evidente desde que conocemos al personaje de Berto Romero. Por otro lado, Ocho apellidos vascos fue una novedad, al mostrar una comedia que ponía estos tópicos sobre la mesa… podríamos pensar que ahora esta temática ya no sorprende. Sin embargo, descarto esto porque después de dicha película, se pudo ver la serie televisiva Allí Abajo (2015-) que siguió permitiendo el disfrute del “Aúpa y olé!”. Los cuatro actores protagonistas mantienen la frescura en sus personajes, aunque tal vez Clara Lago se queda un poco atrás con respecto a Dani Rovira, Carmen Machi y Karra Elejalde. Los nuevos fichajes mucho no sumaron, en parte por la poca consistencia del guión, ya que por ejemplo Rosa María Sardá y Berto Romero suelen lucirse más en otras producciones. Se habló mucho del duro trabajo de los guionistas para esta segunda parte y si bien fue un éxito de taquilla en España, al igual que la primera, las criticas de Ocho Apellidos Catalanes no acompañaron. Si te gustó Ocho apellidos vascos, vas a disfrutar más de su re-visionado que de su secuela.
El famoso Mr. Kaplan Basada en el libro El salmo de Kaplan, del novelista colombiano Marco Schwartz, este film nos cuenta las aventuras de Jacobo Kaplan, un emigrante judío llegado a Uruguay escapando de la Segunda Guerra Mundial. Mr. Kaplan siente que vive sus últimos días y no ha hecho nada trascendental por lo que se toma de un comentario de su nieta para dar captura a un viejo alemán, dueño de un chiringuito de playa, al que considera un antiguo oficial nazi y junto a Wilson Contreras, un ex policía al que su familia le ha asignado su cuidado, planea secuestrarlo y llevarlo a Israel, y para él ser recordado como un héroe de la comunidad judía. Nominada al Premio Goya como mejor película iberoamericana y con buen boca a boca en el 29° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, la película logra atraer al público. El film cuenta con un Héctor Noguera que sabe esconder perfectamente su acento chileno y da vida a un interesante Kaplan, terco, delirante, perseverante y resignado a la vez. Lo acompaña Néstor Guzzini, interpretando al leal, tierno y solitario Wilson. Estos personajes heridos se encuentran y alimentan de la aventura para evadir su soledad y su cobardía al enfrentar la vida. La playa es el escenario principal; los ’90 con sus colores, sus objetos y su moda completan el clima veraniego y lúdico de esta historia. Los toques de comedia para suavizar la tragedia que se narra no sé si alcanzan para categorizar a esta película en comedia dramática. El chiste irónico y a veces burdo necesita de una gran maestría para generar la risa en todo espectador. De Mr. Kaplan rescato algunas lindas escenas y planos destabales sin embargo no es un film que haya colmado mis expectativas, tal vez porque a raíz de lo escuchado, tenía la vara muy alta. Pero bueno, no es tan común que durante todo un año uno escuche tan a menudo el título de un film uruguayo, indudablemente debe por algo, ¿no?
La decadencia de un sistema Anna es una joven atleta que al ingresar al programa nacional de deportistas de su país es obligada a consumir, de forma confidencial, una ilegal sustancia anabólica que mejorará su rendimiento de cara a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles. Pronto ella comienza a sufrir los graves efectos secundarios de la droga y se cuestiona sobre la ética deportiva y sus prioridades en la vida dentro de un déspota Estado Socialista. Pero no solo esto, las diferentes tramas nos van contando los múltiples conflictos surgidos a partir del contexto que en el que se vive en ese país. La película también retrata el vínculo con unos padres dañados por el sistema y sobretodo una madre que quiere resolver sus la frustraciones a través de la hija; la ambición de un Estado derruido que exige obediencia y somete porque es lo único que le queda; y relaciones no genuinas basadas en la conveniencia. Con una lúgubre atmosfera Fair Play nos traslada a la Checoslovaquia de principios de los ochenta. Una bella elección de planos, la fotografía y la correcta paleta de colores nos sitúan cómodamente en tiempo y espacio, a lo que suma también el delicado trabajo de arte. El guion acompaña, empatizamos con Anna, entendemos sus enojos, tristezas, su soledad. El resto de los personajes también funcionan, provocan lo que se pretende, de todas formas, en el total de la narración, el final se demora en llagar. Es una película que cualquier espectador que frecuente festivales y cine arte, podrá ver sin fastidiarse y disfrutar de varios de los elementos que Andrea Sedlácková ha puesto en su film.
¡Aúpa y olé! m Se estrena Ocho apellidos vascos en Argentina y como todo lo que nos hace reír, esta película es muy bienvenida! Rafa es un joven sevillano que conoce durante los días de la Feria a Amaia, una vasca que pasa su frustrada despedida de soltera en Sevilla. Él se enamora y cuando ella se va decide ir al norte para conquistarla. Allí deberá hacerse pasar por vasco para que el padre de ésta lo acepte. Tópicos. Los tópicos y la comedia se adoran, sobre todo si están tan bien usados como en esta película y a ello en parte se debe su éxito en toda España que la ha convertido en el film más taquillero de la historia de su país. De Ocho apellidos vascos puede disfrutar cualquiera, incluso los que llaman “gallego” a cualquier persona nacida en el territorio español, claro que el que conoce la riqueza cultural de cada una de las regiones se va a reír el doble. Las actuaciones conquistan. Dani Rovira, Carmen Machi y Karra Elejalde se llevaron los premios Goya por sus interpretaciones. La actriz de cine español del momento, Clara Lago, cumple un buen rol, además de estar acompañada por actores vascos y andaluces que suman lo suyo, los cuales participan en una serie, de la que hablaremos más abajo. Del “detrás de cámara” podemos comentar que sus guionistas son expertos en comedia, su especialidad; ya que todas las películas de este dúo pertenecen al género. En cuanto a Emilio Martínez-Lázaro, su director, el poseer la trayectoria de quien logra un éxito de taquilla ya dice mucho. Por último, es una buena información saber que ya se está rodando la segunda parte y preparando un reality show donde la ficción se hará realidad. Recomendación especial: Después de reírte con Ocho apellidos vascos podes seguir con la primera temporada de Allí Abajo, una genial comedia dentro de la “nueva ola” (si es posible llamarla de esa forma) de ficción televisiva española que presenta varias adictivas joyas seriales. Vascos y andaluces, andaluces y vascos, una dupla que si bien la tradición toma como “el agua y el aceite”, tanto esta ficción como mi experiencia personal, demuestran lo contrario! Por Julieta Lupiano
Su vieja y querida obra de teatro Mathias (Kevin Kline) se traslada a París para hacerse de la herencia de su padre, un importante departamento que lo salvará de su banca rota pero se sorprenderá al descubrir que allí vive Mathilde (Maggie Smith) junto a su hija Chloé (Kristin Scott Thomas) y peor aún, según la ley francesa, Mathias no podrá quedarse con su patrimonio hasta que Mathilde fallezca. Lo que en principio enfrenta a estos personajes poco a poco irá develando su segunda cara, reflejando el conflictivo lazo que los une y ha marcado sus vidas, pero el hacerse cargo de esto les dará la posibilidad de revisar las cosas. My Old Lady es la obra teatral homónima en la que tiene origen este film, de hecho el director, Israel Horovitz, es a la vez el autor de la pieza original, y estas bases se hacen evidentes en la nueva escritura. Una transposición no sólo se trata de llevar al cine una obra de teatro o literaria, el ideal intenta una traducción del lenguaje, más allá de la posibilidad de hacer exteriores o planos cerrados. El film me ha dejado ésta última apreciación, además de las ganas de ver la obra teatral porque creo que debe superar con creces la película ya que la estructura del relato se debe sentir más cómoda “sobre las tablas”. Lo que si favorece a Mi vieja y querida Dama es justamente la vieja dama, Maggie Smith posee el encanto para cargarse al hombro esta narración esencialmente teatral que está muy bien acompañada por Kevin Kline y Kristin Scott Thomas. Un elenco de nominados al Oscar es un elemento importantísimo en este tipo de films, no sólo por su capacidad actoral sino también por su público. En fin, imagino que por mas que la película no resulte convincente, My Old Lady debe ser una linda obra de teatro. Por Julieta Lupiano
La patria ante todo Corre 1806 en el Virreinato del Río de la Plata, el pueblo se ha defendido con éxito de la invasión inglesa. Los prisioneros son enviados al interior para mantenerlos lejos del puerto, entre ellos se encuentra Conor Doolin (Tom Harris) un irlandés reclutado por los ingleses. Su destino, la provincia de San Luis. Allí conoce a Luisa, una viuda de guerra que se niega a abandonar su desprotegido hogar. La película es un interesante retrato de la lucha por la independencia, no sólo Argentina, sino también de Irlanda. Entre el presente de Luisa y la historia de Conor se da un paralelismo, ambos pertenecen a pueblos colonizados, invadidos, pueblos a los que se les niega su identidad, y éste es el punto que une a los personajes. Ella lo da todo por la guerra, él ya lo perdió. Sin embargo viven juntos estos años de lucha, con él manteniéndose ajeno mientras puede. Una historia de grandes pérdidas individuales para la fortuna de un país. Las interpretaciones son adecuadas, no hacen “ruido” como en algunas otras películas históricas de nuestro país, también porque desde el guion se cuida el vocabulario y eso se nota. Los personajes están bien construídos, son profundos y coherentes, en fin se trata de un buen trabajo de Marcela Silva y Nasute. Más allá de la efectividad total del relato, que es cuestión de gustos; la película hace un buen recorrido. Cabe destacar la prolijidad del arte, donde los exteriores dejan a los paisajes de la geografía argentina como protagonistas. También capto mi atención la mezcla de sonido, ese paréntesis en medio de la proyección que hace que uno escuche atentamente la banda sonora, resulta detallista. En definitiva, El prisionero Irlandés es una película no apta para todo público, no por su contenido, sino por el tipo de narración. Adhiere al “estilo” de los films que narran la primera mitad de siglo de la vida nuestro país.
Ensoñación Folclórica Una vez más Carlos Saura nos invita a una nueva producción sobre la música popular, en este caso el folclore argentino. Invita, digo, porque no sólo es una muestra de los ritmos autóctonos de nuestro país, sino también un viaje dulce y emocionante con firma de autor. Hay algo que este director español siempre deja claro: “esto es una película”. Se bajan las persianas del estudio, se ajustan los faroles, el movimiento de cámara y empieza la película. El primer número musical y ya quedamos todos los espectadores hipnotizados. Es que Saura tiene esa magia que no se pierde al pasar de los años. Construye unos espacios oníricos, que hablan por sí solos, bellamente iluminados por Felix Monti, un grande del cine nacional, acompañados por la cadencia musical a la que Lito Vitale nos tiene acostumbrados. Se logra así un recorrido armónico por un lugar que conocemos pero igualmente nos sorprende, porque no cae en el retrato clásico, a lo Billiken, con el que crecimos. Cabe destacar también la exploración en la danza a cargo de Coki y Pajarín Saavedra, la cual se quita el traje típico descubriendo nuevas interpretaciones, al punto de darle al Gato una representación literalmente felina, estas incursiones sin duda aportan al relato Sauriano. Si las músicas populares saben de tocar las fibras que movilizan, en unión con los artistas adecuados, esto se logra aún más. Se trata de voces y melodías que nos son familiares e inevitablemente evocan a nuestra vida. Y sí, puede que ciertas elecciones nos gusten más o menos, porque cuando se habla de algo tan conocido uno tiene sus propias construcciones, pero eso es un detalle menor frente a la efectividad del relato. Para el baúl de los recuerdos: El homenaje a Mercedes Sosa Esta figura no debería faltar en ninguna evocación audiovisual donde se habla de folclore argentino. Por ello, aquí vemos un lindo homenaje representado en una escena, que sintetiza el vínculo con la música popular pero también define la identidad nacional de varias generaciones, incluyendo las venideras. Por Julieta Lupiano
Una pausa El secreto de Adaline es lo primero que nos cuenta el film. Adaline (Blake Lively), es viuda y madre de una niña. Una insólita nevada en el invierno californiano provoca que tenga un accidente, su auto cae en un lago y muere. Al instante un rayo origina una reacción que la revive y la vuelve “inmune al paso del tiempo”. Esto la obligará a huir y cambiar de identidades a lo largo de los años para evitar ser descubierta pero el conocer a Ellis (Michiel Huisman) y encontrarse con William (Harrison Ford) replanteará su forma de vida. La película es básicamente eso: por qué huye, cuándo huyó, y cómo decide dejar de huir, porque más que eso no sabemos de los personajes. Son momentos puntuales, una sucesión de acontecimientos sin mucho detalle. El film pasa rápido, es entretenido y su final llega cuando uno lo necesita, sin embargo se siente la falta de aquello que no se nos cuenta. Su director Lee Toland Krieger (Celeste & Jesse Forever) se aleja de las “frescura” que lo ha caracterizado y nos trae una película que amplía su público a un target más maduro que el de sus producciones anteriores. No decepciona pero tampoco arriesga, es una película correcta. La fotografía David Lanzenberg acompaña muy bien y es un punto a destacar, al igual que el arte aunque a su pastiche temporal pareciera que le falta una vuelta de tuerca más. En fin, El secreto de Adaline es un film visualmente bello con personajes a los cuales no llegamos a conocer en profundidad y elementos que, por su tratamiento, no suman ni restan, es una buena compañía para pasar el rato. Si te gusta el tráiler mirala pero no te dejará más que una pausa en el día: