Es probable que esta sea la mejor actuación de Glenn Close con la cual debería haber obtenido el Oscar. También es cierto, que esto es lo más destacable de un film que por su temática podría haber alcanzado a generar múltiples reflexiones en torno a una realidad tan compleja y rica como ha sido la modificación de la identidad, como elección –en algunos casos- obligatoria para la subsistencia. Puntualmente me refiero a convertirse en hombre para poder tener un trabajo medianamente digno, en una sociedad marcada por la discriminación de los sexos.
En una época donde en Irlanda, tanto el tema de la homosexualidad como el de la transexualidad hubiesen sido “los temas para relevar” este personaje reconcentrado y obsesivo, impecable en su interpretación, se vuelve poco a poco inconsistente en un guión que hace agua por todas partes. Y todo ese inmenso esfuerzo de la excelente construcción del personaje resulta fallido.
Un secreto casi obvio, un triángulo amoroso sin grandes aristas, una frustración con un final previsible.
Y sobre el tapete? Quedan solamente algunas supuestas intenciones? Acompañadas de una actuación sorprendente como pocas, con momentos que podrían haber sido memorables!
¡Zapatero a tu zapato!