En una sociedad represiva como la de la Irlanda victoriana, una mujer decide ocultar su género para poder llevar la vida que desea, trabajar, encontrar más que una supervivencia atada a la dominación masculina. Pasa en ese estado treinta años y tiene dos problemas: una mujer se enamora de ella, ella se enamora de un hombre. El realizador Rodrigo García (pura trivia: es el hijo de Gabriel García Márquez, pero ese dato no tiene nada que ver con su trabajo) ya ha retratado más de una vez el espíritu femenino (Con solo mirarte, por ejemplo) con mayor sensibilidad y atención a los personajes que a una puesta en escena realmente cinematográfica. No es necesariamente un defecto y en este film, cuyo peor defecto es ser un poco largo para la historia que narra, es la alternativa más adecuada para comunicar las contradicciones que sufre su personaje central, una creación perfecta de la gran Glenn Close. Film de actores, un poco televisivo pero emotivo.