Muchos filmes han podido narrar hechos reales con una fidelidad que se ubica básicamente en aquellos recuerdos sobre los cuales el dato termina fundando un verosímil. Recientemente nuestra producción cinematográfica ha encontrado en “El Clan” (2015) de Pablo Trapero, el ejemplo de poder contar hechos del pasado para, de alguna manera, sumar una visión sobre el futuro y la identidad.
El caso de la realización francesa “El secreto de Kalinka” (2015) de Vincent Garenq, va por esa línea, un relato atrapante sobre la desesperada búsqueda de un padre intentando saber la verdad de los misteriosos sucesos en los que su hija Kalinka murió.
Basada en el libro de André Bamberski (Daniel Auteuil), un contador que ve cómo sus rutinas cambian de un momento a otro al descubrir el adulterio que su mujer (Marie-Josée Croze) viene teniendo con un médico allegado a la familia (Sebastian Koch), quien aprovechando el poco tiempo que éste está con los suyos pudo conseguir avanzar con ella.
Tras la separación, un abismo en la pareja, hará que también el contacto con sus hijos sea menor y cada uno ya con una nueva vida una llamada lo hará salir de sus nuevas estructuras, Kalinka falleció mientras dormía.
Garenq cuenta ésta desesperada y dramática historia sobre un padre que no puede concebir la noticia a través de flashbacks y forwards, privilegiando el sentido dramático que cada intervención de Auteuil propone en la pantalla.
Tras la noticia, el shock, el no poder comprender como una pre adolescente pudo haber muerto sin ningún antecedente de nada, excepto un accidente años antes, por lo que decidirá realizar una investigación personal para conocer la verdad sobre los hechos.
Aciertos que van sumando a la tensión, a la dolorosa misión de saber qué pasó con Kalinka y si detrás de su muerte se encuentra el misterioso galán con el que su ex mujer decidió quedarse, el sonido.
El tratamiento del mismo, con momentos en los que un largo y eterno silbido satura aquello que las personas le dicen a Bamberski, sirven como ejemplo para demostrar que el cine, cuando lo desea, se puede acercar a las sensaciones más verosímiles.
“Usted quiere la verdad, pero será insoportable” le dice un médico forense amigo al hombre, y el acepta conocerla, porque sabe que detrás de cualquier revelación que le hagan habrá una chance más de acercarse a su hija, a aquella niña que vio por última vez al subirse en un avión.
“El secreto de Kalinka” es un filme de procedimientos, clásico, que se basa en hechos reales, y en el propio libro que escribió Bamberski, para construir el desgarrador relato de una búsqueda desesperada por conocer la verdad.