El secreto de Kalinka

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Un policial con todas las de la ley en un universo de gente común.

Pocas cosas son tan desgarradoras como perder un hijo, ni hablar si dicha perdida fue de una forma violenta. Los padres depositan toda su fé en la justicia para que esta obre de oficio, más la pregunta que se cuece es: ¿Qué ocurre cuando esta falla y los perpetradores no reciben su merecido? El Secreto de Kalinka responde a esta pregunta, y lo hace en la forma de una narración con todo el ropaje imaginable del genero policial, pero inscrito en un universo de gente como vos y como yo.

Un detective de clase trabajadora.
André Bamberski es un sencillo contador que un buen día ve su vida hecha añicos al enterarse que su hija falleció en circunstancias misteriosas estando en la casa de su padrastro. Bamberski duda de la versión oficial; esta convencido que la muerte de misteriosa no tuvo nada y quien la perpetró fue el padrastro en cuestión, apañado por unas oscuras figuras del poder político. La determinación de Bamberski de demostrar su teoría lo consumirá durante décadas, incluso bordeando la ilegalidad para que se haga justicia.

El guión de El Secreto de Kalinka es uno impecable de punta a punta. Una narración con un claro sentido del ritmo y la progresión dramática. En menos de 90 minutos, somos testigos de una pesquisa que dura tres décadas, y en ningún momento se siente forzada o hay alguna escena que esté de más; todas y cada una contribuyen en un obstáculo o una victoria de la búsqueda del personaje. Como si esto fuera poco, y con la misma sutileza, el guión encuentra la manera de retratar el saldo emocional e interpersonal que pesa sobre este personaje a causa de esta investigación. Pasándoselos en limpio: este guión funciona, lisa y sencillamente, porque adscribe a uno de los mas viejos principios del guion cinematográfico: un personaje que desea algo y no parará ante nada hasta conseguirlo.

Daniel Auteuil entrega un sólido protagónico que sabe responder a todos los estímulos que le caen encima al personaje. Los matices de tristeza, felicidad, e incluso de la locura son comunicadas por el actor de una manera tan vívida que conmueve y hace sentir identificado al espectador. Sebastian Koch, como el padrastro en cuestión, y Marie-Josée Croze, como la ex-esposa del protagonista, ofrecen dignas actuaciones que complementan en lo justo y necesario a la labor de Auteuil.

En materia técnica, la contrastada fotografía sabe crear una diferencia notoria en el mundo de Bamberski antes y después del fallecimiento de su hija; una oscuridad que se vuelve más y más turbia conforme pasan los años y avanza la pesquisa. Todo esto es complementado por un montaje sin vueltas y al punto que sigue sin fisuras la genética narrativa del guión.

Conclusión:
A fuerza de un guion sólido, un ritmo filosamente eficiente desde la narrativa audiovisual y una labor interpretativa que conmueve cada vez que la cámara le dedica un plano, El Secreto de Kalinka es un thriller que agarra al espectador y no lo suelta. Un título altamente recomendable.