Las cosas por su nombre
La imagen final del filme es una síntesis perfecta de todo aquello que la antecede, un cuadro estilísticamente perfecto, distante desde lo emotivo, pero de una belleza inusual para este tipo de texto. Es que la realización de la directora de “Las vírgenes suicidas” (1999) y “Perdidos en Tokio” (2003) es ante todo un estudio sobre el poder del erotismo y la seducción en relación a la subyugación de unos sobre otros.
Si bien el titulo hace plena alusión al personaje masculino, todo en la película se va construyendo y resolviendo a partir del espectro del mundo femenino instalado en una trilogía nunca mejor elegida para desarrollar esa cuestión de la femineidad y su contenedor que es sexualidad implícita.
Transcurre el año 1864. Plena la guerra civil norteamericana. La serena vida en una escuela atípica, y de mujeres, sólo cinco alumnas, en medio del estado de Virginia, se ve perturbada con la intromisión de un apuesto soldado confederado herido, John McBurney (Colin Farrell), llevado hasta allí por Amy (Oona Laurence), una de las niñas, que lo encuentra casi moribundo.
La fundadora, Martha Farnsworth (Nicole Kidman). quien también cumple con la función de directora, llevada por la caridad cristiana, decide curar al soldado enemigo, hasta que éste repuesto y se marche. En ese tiempo a transcurrir Sofia Coppola lo utiliza para, por un lado, mostrar el mundo femenino pues Martha, a pesar de poseer casi intacta su belleza, había desistido de volver a ser objeto de deseo de algún hombre, ya que la guerra había extirpado a los posibles, ve renacer sus esperanzas en este soldado.
Simultáneamente, la profesora de las niñas, Edwina (Kirsten Dunst), transitando la plenitud de la vida, ve en éste joven la posibilidad de no marchitarse antes de tiempo, en contraposición, Alice (Elle Fanning), la mayor de la alumnas, una adolescente a la que las hormonas le hacen desear, investigar, saber, conocer.
Este escarceo de las tres mujeres, peleando entre ellas, sospechando una de otra sin saberlo con certeza, es tomado por John como propia influencia y vislumbrar la posibilidad de establecerse en el lugar.
La mayor parte del metraje transcurre dentro de esa mansión devenida en establecimiento escolar, tornándose otro personaje a partir de la dirección de arte y a la luz de su utilización, el manejo del color, así como la elección de los planos en que se constituye el texto, y si bien son espacios cerrados “a priori” la mayor parte se observa a partir de planos generales, dando lugar a la distancia transformada en frialdad. Pero nada es lo que parece. Filmada con una sutil puesta en escena, fotografiada con delicadeza, con un diseño de sonido donde la música, trabajada de manera tanto extra como diegeticamente dando lugar a los climas necesarios para el desarrollo del relato.
Haciendo de las actuaciones del cuarteto principal como el sostén principal de toda la producción, con excelentes actuaciones de Nicole Kidman dándole a su personaje un fino equilibrio entre ser una mujer hipócrita o protectora, mientras que Kristen Dunst es una mujer lastimada que circula entre ser rescatada y ser protegida, Elle Fanning vuelve a componer de manera perfecta un personaje difícil que se instala entre una puber ingenua y una “Mata Hari” toda seducción, mientras Colin Farrel se muestra como el sostén necesario de sus tres ninfas.
El filme puede ser mirado como una remake de “El seductor”(1971) de Don Siegel protagonizada por Clint Eastwood, o como una nueva traslación al cine o una relectura de la novela “