Animación europea clase B
El séptimo enanito se estrena doblada al castellano, por ese motivo el espectador no tiene posibilidades de adivinar que se trata, en realidad, de un film alemán. Sí, Alemania tiene films de animación berretas, como este film. No es una rareza dentro de esa cinematografía a la que nosotros conocemos por sus obras más prestigiosas y graves. Pero el cine comercial existe en muchos países de Europa y, en muchos casos, es de una calidad tan baja como esta.
El séptimo enanito, busca, como muchos films actuales, poner en duda los mitos de los cuentos de hadas, jugando con ellos y dándoles una vuelta de tuerca. Pero la bajísima calidad de la película es una sorpresa. Años atrás, un producto así, hubiera ido directo a DVD, y hubiera sido fondo de catálogo, de esos que apenas llegaban de lástima a los hogares. El más torpe de los enanitos del cuento debe comandar una aventura para restablecer el orden en el mundo de las hadas, pero la falta de interés que posee la historia pasa de ser insólita a ser molesta. No toda la animación es norteamericana, muchos países han demostrado su capacidad para el género.
Desde la artesanía perfecta del japonés Miyazaki en Se levanta el viento (aun en cartel) hasta la factura clase A de un film como Metegol, los ejemplos de un cine de calidad –nos gusten o no luego las películas– son bastantes como para conformarse con El séptimo enanito, una película que da más vergüenza ajena que otra cosa.