Lo mejor, el despliegue de imaginería fantástica
En la época en que Jeff Bridges protagonizaba el revolucionario pero no muy exitoso film de Disney "Tron", los mismos estudios intentaban alejarse del ratón Mickey con una de sus producciones más oscuras, la excelente "El verdugo de dragones", de Matthew Robbins, que tampoco fue precisamente un éxito de taquilla. Es curioso ver ahora a Bridges protagonizar un film que por momentos parece un calco de aquel viejo "Dragon Slayer" de Disney, sólo que él ahora interpreta a un cazador de brujas que se convierten en dragones cuando tienen que luchar contra sus captores.
El ruso Sergei Bodrov (el de la superproducción sobre Gengis Kahn, "Mongol") impone el mejor ritmo posible a una historia un poco remanida y estirada que a veces parece no querer dejar pasar ninguno de los lugares comunes de este tipo de relatos, empezando por la bruja buena que enamora y traiciona al asistente del cazador, justametne el "séptimo hijo del séptimo hijo", cuya fuerza sobrenatural podría convertirlo en uno de estos verdugos. Pero, lógicamente, el fuerte de esta película está en las imágenes sobrenaturales que son ricas y muchas y muy bien filmadas por Bodrov. En este sentido, hay que aclarar que muchas de estas escenas fantásticas pueden ser demasiado terroríficas para los más chiquitos, y se recomienda la película como una potable fantasía preadolescente.
Los que sí podrán apreciar tanto los efectos especiales como la imaginería fantástica son las fans del género y sobre todo los seguidores de notables intérpretes como Jeff Bridges que se luce y se divierte a lo grande-, la villana de alto nivel Julianne Moore y el monstruoso Ron Perlman, que bajo su espesa capa de maquillaje, sólo lanza gruñidos.