Un secreto de sangre
El film narra la existencia de Ana y de Laura, dos hermanas de la vida que se han separado para seguir distintos caminos. Tras una llamada telefónica en medio de la noche, ellas volverán a verse en un amplio paisaje montañoso (la película fue rodada en Tucumán) y el ansiado reencuentro estará signado por la alegría, pero también por un peligro que merodea a su alrededor y que ninguna quiere nombrar. Alrededor de este secreto transitarán Roberta y Juan, hijos de ambas mujeres, quienes inesperadamente descubrirán el secreto de amor y de sangre que las une.
La realizadora intentó radiografiar hondamente estas relaciones, pero a pesar de sus buenas intenciones la historia se va sumiendo en una serie de circunstancias que por momentos se hacen imposibles de descifrar. Algunos personajes recorren la trama con tanto misterio que es casi imposible para el espectador deducir qué hacen allí, mientras los restantes acuden a excesivos diálogos que terminan por convertir la película en algo monocorde y reiterativo.
El dúo protagónico -buenas labores de Roxana Blanco y de Victoria Carreras- desea ser feliz a pesar de todo y no pierde el humor aun en las circunstancias más dramáticas, pero nunca queda en claro qué se esconde tras esos rostros y esas ansias de las dos mujeres de reencontrarse tras la larga ausencia. Tampoco es muy creíble el escenario en el que se desarrolla la acción de El sexo de las madres .
Es bastante difícil de comprender las razones de la directora para mostrar de este modo una problemática tan comprometida como es la de la violencia de género. Como intención, se le debe acreditar a Alejandra Marino la idea de llevar a la pantalla este tan árido tema, pero el resultado final quedó a mitad de camino.