OK, bien, el título de la última película de Peter Berg es terrible spoiler e incluso si está basada en hechos reales uno puede buscar en Google la historia en unos segundos, pero no quita la sorpresa que uno pueda llevarse en la sala al ver la historia de la Operación Red Wings en Afganistán en 2005, que salió terriblemente mal. Sí, se saca de encima ese estigma del nombre en los primeros minutos de la película y no habría que darle más vueltas al porqué del título, si total vamos a ver un film de acción con una fuerte impronta norteamericana.
Berg, escapándole al gran fiasco que supuso su Battleship, llega afilado para contar esta historia de heroísmo en plena guerra, donde las decisiones en el campo de batalla tienen que ser rápidas y un cálculo pequeño puede significar no sólo la muerte de uno, sino de todos los compañeros bajo su mando. En un extraño caso del arte imitando a la vida real, que a su vez parecería imitar al arte, la historia real en la que se basa la película es de película, pero sucedió realmente. Infiltrados en territorio hostil, cuatro soldados se enfrentaron a un grupo demasiado elevado de talibanes, en vista a un dilema moral que no sabe distinguir entre bandos.
Es innegable la puesta en escena que se trae consigo el realizador, dirigiendo escenas completas donde las balas no escasean y cada vez que golpean -madera, tierra, roca y carne- se sienten con fuerza. El apartado técnico es asombroso y hasta parece tan real que da escalofríos. Llega cierto momento en que no importa en la mente del espectador el costado propagandístico de la propuesta, sino el mero acto de la supervivencia, y en eso Lone Survivor destaca con creces en la carrera contrarreloj de estos desafortunados soldados. Entre tantos tiros y explosiones varias, el ritmo narrativo va y viene. Durante los primeros 45 minutos, el intento de generar un poco de dimensionalidad en los protagonistas se pierde bastante, así como también los momentos en los cuales se nota la intención de generar emoción a toda costa mostrando un compilado de imágenes de los verdaderos soldados caídos, problemas que dañan bastante el gran trabajo bélico que realiza Berg en terreno afgano.
En resumidas cuentas, Lone Survivor es un logrado retrato de los azarosos avatares de la guerra, en donde destacan con fuerza las violentas escaramuzas entre facciones y donde la acción prevalece allí donde los alegatos políticos escasean.