Un policial ambientado en el año 2001 que transita por una trama de suspenso e intrigas de la mano del director Alberto Masliah e indaga en los vínculos familiares alterados, en la búsqueda de la identidad y en la corrupción.
La vida de Marcelo -Pablo Rago-, un escritor devenido en periodista, cambia cuando su padre Tonio -Roberto Carnaghi-, un consagrado intelectual, muere de manera misteriosa en la bañera. Junto a Carolina -Calu Rivero-, la curadora de una sala de arte y ex secretaria de Tonio, Marcelo se sumerge en un mundo oscuro, en el que la violencia y la ambicion de poder es moneda corriente, y deberá enfrentar a “El Loco” Bertolini -Gerardo Romano-.
Desde el comienzo, la cámara recorre la escena de un crimen en un basural y coloca a Marcelo en el ojo de la tormenta, presionado por la jefa del diario para el cual trabaja y donde debe lucirse para conseguir la primicia.
Además de una descripción social caótica y de muchos contrastes, se pinta un panorama familiar resquebrajado: Marcelo tiene una relación distante con su padre y con su hijo adolescente. Entre un misterioso juego de mesa -que une a nieto y abuelo-, una sociedad secreta y la ambiguedad que presentan los personajes, se va articulando una historia que juega en varios niveles pero que tiene como denominador común la búsqueda de la verdad.
Todos los caminos convergen en una ola de violencia y algunas subtramas quedan poco desarrolladas como la del sacerdote ligado al poder y acusado de abuso. Pese a algunas limitaciones en la producción y algunos personajes esquemáticos, la película cumple su objetivo de poner secretos sobre el tapete y una estafa que trae el pasado a la pantalla grande. Pablo Rago lleva el peso del filme como el investigador que sigue su olfato.