Después de las producciones del superhéroe arácnido que lo tienen como protagonista a Tobey McGuire, los popes de los estudios decidieron hacer borrón y cuenta nueva con todo lo que ya se había hecho y empezar otra vez de cero.
Diferente actor, también nuevo elenco, un planteo más estilizado, pero a Peter Parker había que darle la oportunidad de revivir (como si se tratara de esas comedias donde se puede comenzar el mismo día una y otra vez) su historia desde el inicio, o sea desde que uno de esos insectos lo picó en la nuca otorgándole la oportunidad de cumplir el sueño del pibe: pasar de ser un don nadie a ser un salvador enmascarado con grandes poderes.
Andrew Garfield, el elegido para esta "resurrección" titulada El sorprendente Hombre Araña, se las rebuscó para darle un toque distinto al personaje (más canchero, entre tímido y superado) y el filme tuvo críticas dispares. Sin embargo, alcanzó números suficientes como para llegar a una saga, la segunda entrega de este remozado héroe bajo el subtítulo de La amenaza de Electro.
Había más. El nombre de esta flamante cinta ya da uno de los elementos importantes de un argumento que en esta oportunidad suma muchos.
Electro (Jamie Foxx) es la amenaza más poderosa a la que debe hacerle frente el Hombre Araña, y con el objetivo de darle a la trama un protagonista también metido en sus propios laberintos, aquí los fanáticos se van a enterar de más cosas que vuelven lo que antes era un universo un tanto simplón en algo un poco más complicado: el padre de Peter deja señas de su pasado y de sus investigaciones; la tía ingenua no lo es tanto; además de Electro hay un par de villanos más; la historia de amor con Gwen suena con pocas posibilidades (sin embargo es uno de los ejes de la trama); y la omnipresente corporación Oscorp se dibuja como la cuna de todos los males.
Estas varias ramificaciones parecen atentar por momentos contra la narración, pero más allá de algunos altibajos la cosa termina funcionando. Por ahí anda también un Harry Osborne más andrógino (interpretado por Dane DeHaan).
Como siempre ocurre en estas franquicias, sobre el final se dejan ver trazas para vislumbrar qué es lo que se viene en la próxima película.
El sorprendente Hombre Araña 2 es una gigantesca máquina pochoclera que en casi dos horas y media cumple con su misión fundamental que es la de entretener al espectador. Que se podría haber logrado un producto mejor es cierto; que se eleva unos puntos por sobre su predecesora, también.