"El único"
Tan extensa, recargada y honesta como su título. Esa es la primera gran verdad de esta nueva entrega de la renovada franquicia de spiderman dirigida por el cada vez más sorprendente Marc Webb.
La segunda gran verdad sobre este nuevo film de uno de los superhéroes más populares, famosos y emblemáticos (dentro y fuera del mundo de los cómics) es que, si bien se trata de un regreso algo desprolijo e irregular debido a la forma y los fines con los cuales fue concebido, es abrumadoramente superior a su antecesora.
Con el estreno de “El sorprendente hombre araña” los productores dieron pasos cautelosos debido al rechazo que generaba este relanzamiento cinematográfico del personaje (luego de la exitosísima saga de Sam Raimi), pero se nota que el éxito conseguido por aquella producción les dio un exceso de confianza tremendo para encarar este nuevo proyecto desde un ángulo muy ambicioso pero no completamente certero.
Recordemos, de forma obligada, que detrás de esta secuela se esconden gran parte de los planes de Sony para explotar al máximo los derechos de este personaje en la pantalla grande, lo cual deja abierta una sola posibilidad: ahondar de lleno, en un futuro, en la extensa y variada galería de villanos del hombre arácnido.
El arribo de Electro, el alter ego de un esquizofrénico Max Dillon interpretado por Jamie Foxx, representa sin lugar a dudas una verdadera amenaza para nuestro superhéroe convirtiéndose por lejos en el villano más poderoso y peligroso que le haya tocado enfrentar dentro de la pantalla grande (incluyendo aquellos que aparecieron en los films de Raimi).
Siguiendo la línea de las últimas películas de superhéroes (desde “El hombre de acero” hasta la fecha), en “El sorprendente hombre araña 2: La amenaza de Electro” las escenas de acción son una delicia para los fanáticos exigentes del cine pochoclero y el grado de perfeccionismo técnico alcanzado es mágicamente apabullante.
Párrafo aparte se merece el increíble y acertado uso del 3-D en todas estas destructivas secuencias que tienen lugar en diferentes puntos de la ciudad de NY, como así también la poco convencional pero más que energética banda sonora compuesta por Hans Zimmer y The Magnificent Six (*).
No obstante, la gran falla de “El sorprendente hombre araña 2: La amenaza de Electro” no tarda en aparecer: el forzado ingreso del vínculo de amistad que mantienen Harry Osborn (un correcto Dane DeHaan) y Peter Parker (Andrew Garfield en medidas justas toda la película) resulta difícil de creer y solo adquiere sentido con los 5 minutos de fama y cruciales en los que aparece nuevamente en pantalla uno de los enemigos claves del hombre araña: el duende verde.
Más difícil de digerir es el ingreso de Paul Giamatti que como Aleksei Sytsevich/Rhino, apenas tiene un cameo en la película con escenas que ridiculizan al personaje y no lo erigen como un verdadero villano.
Otra vez queda en evidencia que por más talento que tengan los guionistas (en esta oportunidad fueron Alex Kurtzman y Roberto Orci, responsables de “Star Trek”, “Transformers” y la serie “Fringe”) el tono infantil de la gran mayoría de los villanos Marvel es muy difícil de trabajar y el innecesario recurso de agruparlos dentro de una misma película está lejísimos de funcionar correctamente.
Ya van dos veces que Spiderman tropieza con la misma piedra y en el camino quedan personajes de la talla de Venom, Sandman y los antemencionados Rhino y el duende verde, lo cual es una lástima.
Sin embargo, la tercera gran verdad sobre “El sorprendente hombre araña 2: La amenaza de Electro” puede considerarse la definitiva y más importante de todas: solo este grandioso personaje, con todos sus altibajos y defectos, puede ofrecer tamaña aventura plagada de acción, humor y drama, capaz de encender una mecha que disparará la pasión de multitudes a lo largo y ancho de todo el mundo.
Por ese motivo, lo llaman “El sorprendente hombre araña”.