El cine es espectáculo, pero también es reflexión, y cuando se presentan ambas cosas en un producto destinado a romper las taquillas el resultado es más que interesante. Y si no me creen vayan a ver como Marc Webb construye en “El sorprendente hombre araña 2: La amenaza de Electro” (USA, 2014) la más ambiciosa de las aventuras del héroe y además regala algunos puntos reflexivos sobre la vida en la actualidad.
Si bien siempre pasó, en esta oportunidad las idas y venidas amorosas entre Spidey (Andrew Garfield) y Gwen (Emma Stone) serán el vector de la película en el medio de la lucha sin respiro con el villano de turno. Y eso que en “El sorprendente hombre…” no habrá sólo un enemigo.
Las peleas serán por partida triple y el Hombre Araña se las verá con Electro (Jammie Foxx), Rhino (Paul Giamatti) y el duende verde (Dane De Haan) a lo largo de casi dos horas y media. Todo comienza cuando un don nadie, un hombre gris dedicado a los circuitos eléctricos y la energía (Foxx), muere en un accidente laboral, para luego revivir como Electro.
Allí la suerte del hombre araña comienza a cambiar, ya que en una de las ciudades con mayor consumo eléctrico del mundo el “malo” tendrá cómo alimentarse sin siquiera mover un dedo. Antes de ser Electro, el personaje, llamado Max, compartía trabajo con Gwen (Stone) en la Oscorp, la mega monstruosa corporación de los Osborne y era un fanático obsesivo de Spidey luego que éste lo rescatara de un accidente.
Su triste historia, con accidente que transforma incluido, atravesará la búsqueda iniciática que el reportero gráfico freeleancer más arácnido de todos realice para determinar el porqué de su orfandad y los misterios que siempre rodearon a la desaparición de sus padres.
Así, comenzará a hilvanar detalles y hostigará a su Tía (Sally Field) para que aporte datos a su investigación. Los clásicos procedimientos y deducciones se verán además sazonados por el romance, punto neurálgico en los comics, y que Webb destacará en la cinta con un papel preponderante en la saga.
Pero no sólo se hablará de las relaciones amorosas, sino que además se profundizará en algunos temas recurrentes (como la verdad, el cambio, etc.) erigiendo una épica sobre la búsqueda de la identidad y los vínculos sociales en la actualidad.
En la era de la hiperconectividad y de la vida 3.0, la dualidad que siempre ha caracterizado al personaje de Peter Parker se potencia, y las mayores dudas comenzarán cuando decide alejarse de su novia para protegerla.
En esa elección se esconde el secreto de una cinta que no da tregua y que si bien posee algunos minutos de sobra el producto final termina en ganancia. La sobresaliente actuación de Garfield como Spidey/Peter, secundado muy bien por Foxx, Field y Stone, genera un efecto hipnótico hacia la pantalla, apoyándose además en la utilización del 3D y las animaciones generadas por ordenador, una trepidante banda sonora, y el punchline a flor de piel, todo dinamiza el relato clásico sobre la lucha entre el bien y el mal y lo moderniza. Atrapante.