Ya hemos hablado del Hombre Araña en la review que hicimos sobre el filme de Sam Raimi de 2002. Diez años después llega este reboot, el que resulta extraño e inesperado. Cuando uno habla de un reboot es porque hay un grupo de productores y creativos que pretenden darle un giro nuevo a una saga - caso de James Bond con Casino Royale -, o bien, intentan revivir una franquicia que se encuentra en coma luego de haber sido devastada por una sarta de horrendos directores - como Joel Schumacher con Batman & Robin, o Tim Story con Los 4 Fantásticos y Silver Surfer -. En el caso de la trilogía de Raimi, la franquicia gozaba de buena salud - aún cuando Spiderman 3 dejaba muchísimo que desear - y no era necesario un reboot; en todo caso, lo que terminó primando es el vil dinero, ni más ni menos. Contratar a Raimi & Cía para una cuarta parte debía tener un costo astronómicamente caro - y... la gente se cotiza si los filmes son exitosos! - y, por otra parte, los productores de Hollywood han comenzado a guardarse la lengua en el bolsillo cuando hablan de que "las historias sólo funcionan bien cuando las arman en trilogía" - rezago del concepto trazado por George Lucas cuando hizo Star Wars y sus precuelas, pero que hoy todo el mundo parece dispuesto a enterrar y olvidar, y a seguir generando secuelas hasta que los números de la contabilidad se pongan rojo sangre -. Consideren esto: si Hollywood se ha vuelto tan inmoral de generar innecesarias remakes y versiones para la pantalla grande de las más ignotas series de TV,... ¿por qué se iban a detener de seguir lucrando con la misma franquicia, a causa de una regla no escrita que dice que las sagas van de a tres filmes?.
En mi caso, yo tengo un particular problema con la saga de Raimi. Con excepción de Spiderman 2, el resto nunca llegó a convencerme. Otros filmes de personajes de la Marvel me han maravillado, pero la saga de Spiderman parece padecer (al menos en su traslación cinematográfica) de un serio problema de originalidad, y eso que hablamos del super héroe más importante de la editorial. En Spiderman 1, había demasiadas cosas que me recordaban a Batman - como la batalla en medio del desfile con los globos gigantes -; la 3 era un pastiche de aquellos, con excesivas subtramas y demasiados villanos. Para colmo la Marvel parece contar con un defecto genético que le impide tener buenos villanos. Descuenten a Magneto y Cía, y al doctor Octopus, y verán que no hay nada que sea tan siniestro y memorable como el Joker (de Nicholson o Ledger, como prefieran), o siquiera como el Pingüino de Danny DeVito.
En la necesidad de seguir lucrando (y hacer desaparecer el certificado de defunción de la vaca para seguirla ordeñando), la Marvel ha decidido rebootear su saga estelar, trayendo a un director de comedias (Marc Webb, el de 500 Dias sin Ella), y poniendo un casting totalmente nuevo. Si antes los filmes de Spiderman de Raimi parecían tomar ideas de otras películas de super héroes, la película de Marc Webb parece no poder salir de la sombra de Raimi... al menos durante el primer acto. Otra vez tenemos la historia de origen, otra vez está Peter Parker descubriendo sus poderes, otra vez matan al tío Ben, y otra vez tenemos una sesión de Corte y Confección 101 con Peter manufacturando su propio traje de superhéroe para salir a combatir la injusticia por las noches. Hay matices - el traje de arañita ahora parece inspirado en los disfraces de los wrestlers mexicanos; hay un pequeño prologo que explica qué pasó con los padres de Peter (el cual es demasiado breve y desperdicia la oportunidad de darle mayor profundidad a toda la mitología del héroe); y la historia se centra en los años de secundario de Parker, en vez de su etapa como reportero gráfico para el Daily Bugle - que condimentan un poco el relato, pero que terminan por sentirse innecesarios. ¿Por qué no arrancar directamente con Peter Parker ya convertido en Spiderman y viviendo su etapa de secundario, y darle todo ese espacio al personaje de Curtis Connors / el Lagarto, haciéndolo muchísimo más siniestro?.
El primer acto también cuenta con problemas de fluidez narrativa. Hay demasiadas historias y arrancan de manera algo desordenada, algo que se le podría achacar a la inseguridad inicial del director (y de los libretistas) sobre cómo manejar tanto material. Aún así - con pequeñas desprolijidades y viendo una historia tan remanida... al menos, para los seguidores del comic y de las peliculas - el Acto I es bueno y tiene sus hallazgos. En primer lugar, el tono que usa Marc Webb es mucho más oscuro que el de Sam Raimi. En segundo lugar, la perfomance de Andrew Garfield (Red Social) es muy superior a la de Tobey Maguire. Garfield tiene la presencia física y el carisma que necesita el papel, matizándolo con un toque de inseguridad que le da una extraordinaria simpatía. Como Bale con su Batman frente a Michael Keaton, la interpretación de Garfield enseguida nos hace olvidar a Maguire - que era demasiado petiso e impoluto como Peter Parker / Spiderman -. A este Hombre Araña le gusta hacer maldades y le gusta fanfarronear... y no siempre las compadradas le salen bien.
Pero en donde El Sorprendente Hombre Araña logra salir de las sombras y tomar su propio vuelo es en el Acto II. Cuando Webb pone a arañita en acción, despliega secuencias intensas y excitantes - generando tomas en primer plano (como si vieramos a través de la máscara del superhéroe), o recreando poses que uno ha visto en las carátulas de los comics, o jugando con el carácter híbrido del protagonista (la secuencia en donde rastrea al Lagarto en las cañerías - montando una gigantesca tela de araña - es gloriosa) -. Quizás no sean memorables, pero Webb sabe cómo inyectarle adrenalina al relato. Y, cuando la gente abandona sus disfraces y vuelve a la normalidad, las perfomances son relajadas y el relato es ameno. Tal como uno viene viendo en los últimos filmes de superhéroes - como Superman vs La Elite - la identidad del protagonista pronto es conocida por sus más intimos... lo cual me parece un giro mucho más natural de la historia, amén de darle la posibilidad de compartir sus pensamientos con otros y enriquecer la experiencia en su totalidad. ¿Que Superman se pone un traje y un par de lentes y Lois Lane no lo reconoce? ¡Por favor!!.
El filme gana sus pies en el Acto II y en el Acto III, y se transforma en un filme sólido y muy entretenido. Logra obtener su propia personalidad, gracias a que Andrew Garfield comanda con soltura en la pantalla. La historia es buena sin ser excepcional ni demasiado original; en todo caso, lo que uno encuentra son defectos menores de diferente calibre: por ejemplo, que todos los estudiantes de biología tengan el mismo nivel de conocimiento científico que un profesor ganador de un Premio Nobel (y puedan elaborar un antídoto en cuestión de minutos, o entiendan a la perfección una complicadísima fórmula genética), o que los trabajadores de Nueva York logren intuir que arañita precisa ir al rascacielos de OsCorp y alineen todas las grúas para allanarle el camino (un detalle realmente estúpido, ya que este tipo se cuelga de cualquier cosa; en todo caso esto ha sido insertado artificialmente para realzar el caracter de Spiderman como héroe de la gente; ¿se acuerdan cuando los pasajeros de un tren lo encontraban medio muerto y lo defendían del Dr. Octopus en Spiderman 2?).
El Sorprendente Hombre Araña es un buen comienzo, un aperitivo para lo que puede ser un desarollo mucho más interesante (y oscuro) que el de Raimi. Tiene mejores intérpretes, y tiene mejor ritmo. A riesgo de sonar sacrílego, me gustó mucho más que Spiderman 2002, aunque no dejo de reconocer que Raimi fue quien plantó la mayoría de las ideas basales que hoy vemos - en su versión 2.0 - en esta película. Lo que me gustaría es que la saga se despegara del concepto de OsCorp (de Norman Osborne, el Duende Verde y todo ese verso que parece demasiado copiado del Lexcorp de Superman), y explorara otros caminos. La Marvel precisa desesperadamente generar un villano memorable, y el Lagarto de Rhys Ifans no lo es (es un simple científico loco con muy poco trasfondo como para resultar interesante o siquiera amenazante). Cuando obtengan un malvado del calibre del Joker, la Marvel habrá obtenido un clásico... simplemente porque tiene una galería de superhéroes formidables y apasionantes, pero carecen de antagonistas válidos con quienes enfrentarlos.