En el 2007 Sam Raimi puso fin de manera indirecta a una de las sagas cinematográficas más rentables de la historia del cine basada en un personaje de historietas.
“Spiderman 3″ fue un quiebre en toda regla, una muestra clara y lisa de “no da más” de parte de una trilogía que, por más que nos hayan encantado sus primeras dos entregas (algunos las posicionan incluso entre las mejores películas basadas en un cómic), ofrecía un punto de punto de vista agotado y con fecha de vencimiento del popular trepamuros de Nueva York.
Obviamente los responsables ocultos del film, aquellos que se llenaron los bolsillos gracias a las aventuras de Peter Parker en la pantalla grande, no podían dejar semejante personaje en el cajón de los olvidos sabiendo la jeraquia del mismo dentro del universo cultural, donde atrapa tanto a jóvenes como niños.
Spiderman, creación del intachable Stan Lee y su mano derecha Steve Ditko, nació allá por 1962 con una clara intención y objetivo: romper el prejuicio de que las grandes responsabilidades que implica ser un paladín de la justicia son solo para los adultos, mientras que los jóvenes y adolescentes solo podían aspirar a ser ayudantes o meros secundarios de dichos aventureros.
Peter Parker, el joven huérfano que vive con sus tíos y que accidentalmente es mordido por una araña radiactiva (lo que le otorga habilidades similares a ese antrópodo), se convertiría así en el primer superheroe que lograría una rápida aceptación e identificación entre los adolescentes de aquella época.
Su éxito fue casi inmediato, y con el correr de los años y cambios en su historia, se terminó posicionando como uno de los personajes más icónicos e importantes salidos de las viñetas de los cómics, a la altura de otras grandes creaciones de Marvel o de su editorial competidora de toda la vida DC Cómics.
El traspaso a otros medios era de esperarse, ya que con el éxito acumulado, difícilmente el hombre que trepaba edificios altos pudiera llegar a tener una caída estrepitosa. Así entonces llegaron las series de televisión (para mis contemporáneos la de 1994 que emitió en su momento el canal Fox Kids fue clave), las apariciones en algunos videojuegos y posteriormente su desembarco glorioso en la pantalla grande de la mano de Sam Raimi.
Sin embargo, como dijimos al principio, es momento de olvidarnos de aquel punto de vista y enfocarnos de lleno en lo que tiene para ofrecer este relanzamiento absoluto por parte de un director joven y un elenco mucho más aun. Eso sí; en igual medidas ambas partes son exitosas, talentosas y seguramente con un gran futuro por delante dentro de la industria del cine.
“El Sorprendente Hombre Araña” de Marc Webb remite casi instantáneamente a los orígenes del personaje, no solo por compartir nombre con la primera serie de cómics del mismo, sino por centrarse en la juventud y los primeros pasos del joven Peter Parker en la difícil tarea de ser un defensor enmascarado, tanto de sus seres queridos, como de su ciudad natal.
La actualización de ciertos tópicos es accesorio indispensable en este nuevo relanzamiento y esto impone que debemos olvidarnos del Peter Parker nerd, por momentos aburrido y de pocas palabras, para darle la bienvenida a un joven tímido pero no boludo, capaz de dar a conocer su opinión (a pesar de que esto le cueste un par de golpes) o de mandarse un par de macanas con tal lograr cumplir sus pequeños objetivos (la entrada a la torre Oscorp, por ejemplo).
El guión firmado por James Vanderbilt, acompañado si se quiere de cambios importantes en la cultura joven y adolescente desde hace ya unos varios años, como el establecimiento absoluto de internet en nuestras vidas y de distintos dispositivos tecnológicos, permite que este Peter, interpretado por un correctisimo Andrew Garfield, logre una identificación mucho más fuerte con el espectador desde el vamos, sin necesidad de hablar todavía de su alter ego; el famoso trepamuros.
Lo mismo sucede con otros personajes importantes de la historia, como Ben y May Parker (interpretados por Martin Sheen y Sally Field respectivamente) o con la mismísima Gwen Stacy que cobra vida gracias a la hermosa Emma Stone, quien además de demostrar que es una actriz versátil, capaz de interpretar personajes de toda índole, explota otro tópico acertado y reciente de este personaje y que es precisamente no dejar relegada al amor de turno del joven protagonista a una simple accesorio.
Sin dudas, una de las mayores virtudes de Webb es sacar provecho de las emociones que puede provocar gracias a las relaciones que existen entre sus distintos protagonistas, dando así al relato mayor consistencia dramática (si se quiere) y no dejar todo el peso de esta película en las escenas de acción.
Siendo este el punto más fuerte del film, ya que vamos a tardar bastante en ver a nuestro querido Spidey haciendo de las suyas entre los edificios de Nueva York, es difícil dejar pasar los que son los dos protagonistas restantes de la ecuación; el Dr. Connors (villano de turno) y el capitán Stacy (cuñado del joven Parker), sobre todo por que son los de más pobre desarrollo.
Lamentablemente aquí se nota la falta de trabajo fino, ya sea por el villano acartonado y liso que interpreta Rhys Ifans (quien parece encontrar en su mutación argumentos suficientes para ser malvado, lo cual es demasiado simple), como así también por el deslucido protagonismo y relevancia que se le quiere dar al padre de Gwen Stacy que alterna casi sin excusas el rol de cazador y compañero de Spidey.
En lo que a mi respecta, es este el aspecto negativo que arruina un relojito que, a medida que avanza el film, va funcionando cada vez mejor. Y eso que todavía ni siquiera empezamos a mencionar lo que, a priori, uno puede entender que uno busca en esta clase de films; la espectacularidad y el impacto visual.
Como ya dije más arriba, Webb se toma su tiempo para mostrarnos al spiderman que todos queremos ver y lejos de resultar tediosa, la espera se justifica por las riendas que toma la historia (la historia oculta de los padres de Peter y el trágico hecho del Tio Ben son dos de los grandes puntos de apoyo con los que cuenta) que sirven para ir moldeando el espíritu de nuestro joven superhéroe.
Por eso repito que es una pena que no se hayan tomado el mismo trabajo con el villano de turno, que encuentra en su característica fantástica (es un hombre lagarto cada vez más grande y violento) su único punto fuerte para erigirse como el enemigo de Spiderman y carece de justificativos más interesantes y profundos.
Ya en el tercer acto del film, sin dudas,entramos en el tramo en el que la conjugación de todo el trabajo anterior, y el soberbio trabajo técnico, aportan el broche perfecto para la historia.
Los últimos 30 minutos del film (o quizás un poco más) que van desde la mejor escena de acción del relato (el combate de Spidey y el lagarto en el colegio) hasta el enfrentamiento final en las alturas de New York son simplemente magistrales, tanto en lo técnico como en lo que a termino “corazón” se trata. “El Sorprendente Hombre Araña” en su ultima parte no solo sorprende, sino que conforma tanto a grandes y chicos con acción acompañada de emoción, algo que no suele ser muy común en esta clase de producciones.
Sobresalen en esta parte tanto el uso del 3-D como la por momentos demasiado grandilocuente banda sonora de James Horner, la cual si uno escucha por separado resulta siendo mucho más interesante que junto a las imágenes, pero dicho aspecto no importa demasiado.
El trabajo de Webb parece mucho más que acertado en llevar la película a su propio ritmo ( el de la emoción, el dialogo y la historia) logrando un tercer acto increíble y falla lamentablemente en pulir ciertos detalles que, si bien no perjudican de forma notable el resultado final, terminan siendo molestos a la hora de sacar conclusiones.
La escena después de créditos es un claro ejemplo de esto, como así también los giros emotivos que toma el film en sus minutos finales.
De todas formas, “El Sorprendente Hombre Araña” es una muy buena película, que justifica absolutamente su existencia y los cambios (con respecto a la anterior saga) que la caracterizan, además de ofrecer un espectáculo combinado de emoción y acción como pocos personajes de cómics pueden hacerlo.
La oscuridad, la seriedad y otros aspectos déjenlas para otros personajes. Spiderman tiene suficiente corazón y espalda para ofrecer un entretenimiento particular y distintivo que todos nosotros disfrutamos y queremos ver en una pantalla de cine.