Saquemos de la ecuación dos o tres cosas antes de abordar el comentario de “El sorprendente Hombre Araña”. Una es el apuro. ¿Qué llevó a Marvel, y a toda la gente involucrada, a llevar al cine por cuarta vez en una década, luego de tres buenas adaptaciones, volver todo a foja cero?
Las tres Spiderman de Sam Raimi ya habían dicho todo lo que se podía decir sobre Peter Parker y su mundo, pero además las tres circulan incansablemente en el cable y en la tele de todo el mundo, con lo cual hay una sensación a “tema saturado”.
Un pequeño antecedente podrían ser las dos Batman de Tim Burton contra las tres de Christopher Nolan. No sólo la de 1989 esta separada del nuevo comienzo en 2005 por más de 15 años. En ambos casos hubo una seria revisión del personaje, sus conflictos y el aprovechamiento de la riqueza de contenido del comic. O sea, con Batman todo volvió a empezar con una óptica tan distinta que dejó a las de Burton como un juego de niños. Y eso que ya aquellas habían pateado el tablero contra la serie y película de Adam West de los ‘60.
Otro es la innovación tecnológica y los efectos especiales empleados para contar la historia. En este sentido el público “pochoclero” ya está acostumbrado a que esté bien realizado.
Si sacamos estos factores del camino estamos ante el comienzo de una nueva saga del arácnido que para aquellos fanáticos del comic que hayan visto las anteriores no habrá absolutamente nada nuevo, en todo caso pueden cuestionar algunas licencias respecto de la historieta. Cada secuencia será esperable. La presentación del personaje, la relación con el tío Ben, la picadura etc. No falta nada, excepto por el inefable editor del “Daily Globe” que odiaba al héroe a los gritos.
Entonces el mayor desafío de esta producción pasa por cómo narrar nuevamente el relato sin aburrir.
Peter Parker es un estudiante de secundaria delineado como el típico nerd víctima del “abusador” de turno. También le gusta sacar fotos, pero esta habilidad por la cual esperamos su pasantía en el diario no es luego utilizada por los guionistas. Allí conoce a Gwen (Emma Stone), quien sí tiene una pasantía en un laboratorio, cuyo nombre Peter relaciona con los asuntos de su padre que debió abandonarlo (esto tampoco está en la historieta), para dejarlo de muy chico al cuidado del Tío Ben (Martin Sheen) y de la tía Mary (Sally Field). Curioso, el joven se mete en el laboratorio y es picado por la famosa araña. Lo demás ya lo sabe.
Podríamos decir que las diferencias sustanciales están planteadas y trabajadas sobre el protagonista y su personalidad. Ser un adolescente impetuoso, quien vivirá basando su existencia sustentada en el principio que “con un gran poder viene una gran responsabilidad”, la que se suma a la importancia dada a los vínculos familiares. En este caso la historia desarrolla mucho más la presencia de los dos en función de la imagen paterna, como asimismo la relación con Gwen. En este aspecto Andrew Garfield provee matices mucho más interesantes que el compuesto por Tobey Maguire en la trilogía anterior.
El villano de turno será el Dr Connors, alias El Lagarto, (Rhys Efens), personaje que estuvo mucho más presente en los dibujos animados de la tele que en el papel, aunque aquí aporta lo suyo.
También hay un acierto con Emma Stone (¡que linda es!), no sólo por su cualidad interpretativa; sino porque en esta ocasión un guión la saca al personaje de una la tontita inocente.
Finalmente, las secuencias de acción y desplazamiento del héroe tienen mucho vértigo y atendibles efectos. Incluso hay varias tomas en subjetiva que combinadas con el 3D están plenamente justificadas. Se puede decir que hay momentos en los que se evidencia alguna falla (más de dedicación que de presupuesto), por ejemplo cuando el héroe va por los rascacielos; pero en todo caso también se notaba en las anteriores sin que esto interfiera con el entretenimiento.
En resumen, es que con todos estos aciertos parciales que “El sorprendente Hombre Araña” logra salir airosa, pero eso sí... de sorprendente no tiene casi nada.