Anexo de crítica: -Hace unas semanas leía la entrevista a Marc Webb (director del film) en la cual se jactaba de haber insuflado una buena dosis de realismo al relato del hombre araña, particularmente con el fin de acentuar el lado trágico de la historia de Peter Parker, diseñar un carácter de personaje más verosímil en función de esa biografía, y al mismo tiempo diferenciar su producto de la saga pretérita dirigida por Sam Raimi. Soy consciente de que en nuestro contexto cinematográfico actual mencionar la palabra realismo produce ciertos orgasmos intelectuales en las mentes de algunos espectadores, lamentablemente no soy especialmente propenso a tales fetiches, lo cual no quita que los pueda apreciar en ocasiones particulares. Dicho de otro modo, no considero al realismo una meta del arte, sino un recurso posible. En el caso particular de los relatos de superhéroes la estrategia del realismo es siempre problemática precisamente porque la estructura misma de lo narrado se asienta en bases fantásticas que se alejan en diversas medidas de lo que podríamos llamar el realismo objetivo (aquello que puede ocurrir o que podemos ver tal como lo vemos o sabemos que ocurren las cosas en el mundo a partir de ciertas convenciones sociales instituidas). Por lo tanto, al relato de los superhéroes (relato heroico por naturaleza, y por lo tanto opuesto al realismo en su justa esencia) sólo le queda el realismo psicológico del personaje, es decir, la construcción de un psiquismo complejo y realista en la relación con las acciones protagonizadas; en el caso que nos ocupa, si el niño ha quedado sin padres, el superhéroe debe tener algún tipo de traba emocional que le impida socializar normalmente, porque eso es lo que ocurriría a un niño real. Este concepto parte de la base de que el relato heroico no es creíble, y por ende es necesario darle una carnadura realista al personaje, mostrarlo débil, corrompible, torpe, ambicioso, egoísta, etc. El mayor problema en el caso de Spiderman, sobre todo para quien como es mi caso hemos leído algunos comics de niño sobre dicho superhéroe es que la propuesta de Webb elimina con su "realismo" el elemento más atractivo que tiene este personaje, su carácter inadecuado en el mundo de los superhéroes. Lo interesante de este personaje es su doble carácter de perdedor: como Peter Parker y como el Hombre Araña; no sólo sus compañeros de escuela lo boludean, también los otros superhéroes (los de la Liga de la Justicia) lo boludean, pues no es sólo Peter Parker el que carece de lo esencial para ser un triunfador, también padece el hombre araña el mismo defecto: no tiene ni el dinero ni la inteligencia de Bruce Wayne, no tiene la fuerza de Superman, no puede volar. En definitiva, es un superhéroe tercermundista en el primer mundo, y ésa fue siempre su gracia y mayor atractivo, rasgo que supo ver de modo extraordinario Sam Raimi, y que Marc Webb no ha considerado pertinente, tomando en cambio la muy fallida (a mi juicio) estrategia narrativa de tomarse demasiado en serio a este superhéroe.-