Tan buena como la original.
Yo soy un gran admirador de la versión cinematográfica de Spiderman de Sam Raimi, y muy a pesar del traspié sufrido en la tercera entrega, creo que los dos capítulos iniciales de la trilogía son antológicos en cuanto a adaptaciones de comics a la pantalla grande, en particular la segunda parte. Por ese motivo, cuando me enteré de que apenas diez años luego de comenzada la trilogía iban a relanzarla con nuevo actor y nuevo director, sinceramente no le tuve fe. Era difícil equiparar a Sam Raimi, y todo parecía ser un capricho meramente comercial de un estudio ambicioso... Ahora, luego de verla, es obvio que me equivoqué. Esta primera parte del relanzamiento de Spiderman es tan buena como la original, y hasta superior en algunos aspectos.
Lo que buscamos del hombre araña está ahí: efectos especiales sublimes, escenas de acción que nos dejan con la boca abierta y las usuales dosis de sarcasmo e ironía que caracterizan al superhéroe. Quizás la versión de Sam Raimi fuera más ingeniosa a la hora del humor, pero la de Marc Webb es más armonioso en lo narrativo. En esta presentación de la nueva saga no hay atajos argumentales, sino que la película se enfoca en contar un historia en forma detallada, sin apurar los tiempos. Es notable el trabajo que han puesto en el armado del guión, lo que ha redundado en una historia más sólida, por momentos más sensible y hasta diría más creíble, dentro de los límites de la fantasía.
Las presentaciones de las sagas son siempre un desafío, pero si están bien logradas, abren la puerta para entregar una obra maestra en segunda instancia, una vez que se han despachado con la introducción de los personajes. La versión de Sam Raimi tuvo una segunda parte brillante, al igual que la secuela de X-MEN de Brian Singer. Aquí las bases están asentadas. The amazing Spiderman no tiene nada que envidiarle a la joya de Raimi, y brilla por sí sola. Habrá que ver de ahora en adelante si Marc Webb sabe continuar el camino que tan bien ha comenzado.