El deshollinador
El sueño de Walt (Saving Mr. Banks, 2013) es la película que la factoría Disney aprovechó de manera casi perfecta para hablar de sí misma, hacerse una autocrítica y en cierta forma lavar culpas.
Dice la historia que un día las hijas de Walt Disney después de leer la novela de P.L. Travers "Mary Poppins" le pidieron a su padre que la convirtiera en una película. De la misma manera que un padre se desvive para cumplir los deseos de sus hijos, el bueno de Walt hizo lo imposible para hacer realidad el sueño de sus adoradas niñas. Aunque le llevó 20 años convencer a la notable escritora, que se negaba a que el empresario le arruinara su obra, pudo cumplir el deseo de sus hijas y por supuesto el suyo también que no era otro que no permitirse que nadie se negara a sus pedidos.
Dirigida por el meloso John Lee Hancock (Un sueño posible, 2009) y protagonizada por el histrionico Tom Hanks como Walt (parece que así le gustaba que lo llamaran) y Emma Thompson (como P.L. Travers en una construcción magnifica y muy superior a la de otras actrices nominadas al Oscar), la historia sigue dos líneas de acción. La primera se centra en la relación entre Walt, Pamela y la construcción narrativa de lo que terminó siendo Mary Poppins (1964), aquella película dirigida por Robert Stevenson y protagonizada por Julie Andrews y Dick Van Dyke. Mientras que la segunda línea focaliza en la relación que P.L. Travers de niña tenía con su padre alcohólico (Colin Farrell) y que metafóricamente plasmó en el libro que dio vida a Mary Poppins.
El sueño de Walt tiene todo lo que uno espera de una película de manual, donde desde el lugar donde reírse hasta el momento en que debe caerse una lágrima está cronométricamente controlado. Es decir, que si lo que se busca es eso no va a salir defraudado de ver esta historia con mensaje remarcado y todos los clisés a los que Disney tiene acostumbrado a su público.
Pero la película además es la excusa para mostrar a un Walt Disney comprensivo, bondadoso, que amaba al cine por encima del negocio y que todo lo que quería era hacer feliz a sus hijas y a los niños del mundo. Para hacer una autocrítica y poder hablar de todo esto utiliza el personaje de la escritora, un ser parco y detractor de los productos Disney, que por lo que deja entrever en la especie de biopic paralela sobre su vida no era más que una mujer amargada y resentida que gracias a Walt logra un poco de felicidad (y dinero).
El sueño de Walt es una película para leer entrelineas, con una notable actuación de Emma Thompson dentro de un elenco donde el estereotipo es tan excesivo como el edulcoramiento que recubre la trama, y por supuesto donde se muestra al Walt Disney que ellos querían que el mundo conociera. Aunque del real tenga poco y casi nada.