Existen palabras que nos remiten directamente a universos mágicos y emotivos. Es imposible decir supercalifragilisticoespialidoso sin que nuestra mente se transporte a mediados de los sesenta junto a Julie Andrews y Dick Van Dike y ese maravilloso cuadro musical de Mary Poppins. El vestido blanco,vaporoso y de ceñida cintura de la niñera meciéndose al ritmo de la incesante música que tocaba una banda de seres animados es una de las escenas que difícilmente se borren del imaginario de la factoría de Disney.
Es casi inimaginable que la creadora de Mary Poppins P. L Travers se opusiera fervientemente a la realización de cuadros musicales en la adaptación cinematográfica de su obra.Y tal vez en esto resida la verdadera magia de “El sueño de Walt” film del director John Lee Hancock ,que se atreve a descorrer el velo detrás del universo Disney para permitirnos presenciar las arduas negociaciones mantenidas entre el presidente de la empresa y la escritora para la realización de este film.
P.L Travers (magistralmente interpretada por Emma Thompson) es una mujer adulta, retraída, con un carácter parco y hasta lindante con lo antisocial. Sus deudas la obligan a ceder ante los insistentes pedidos de Walt Disney para el otorgamiento de los derechos de su obra. Pero lo peor estaba aún por venir P L Travers personalmente deberá supervisar los contenidos antes de hacer definitiva la cesión y viajará entonces hasta Norteamérica y allí será recibida por Ralph (Paul Giamatti en una excelente interpretación) quien la llevara a su nuevo campo de batalla: las oficinas de Disney.
Simultáneamente y a través de un muy cuidado uso de los flashback podremos ser testigos de la difícil infancia de la autora y como tuvo que lidiar con un padre alcohólico (Collin Farrel) quien a pesar de su enfermedad (o debido a ella) trataba constantemente de sumergirla en realidades paralelas y lúdicas.
El film de Hancock retrata no solo en el proceso creativo de una obra tan emblemática del cine como Mary Poppins, sino que también nos invita a la reflexión sobre las relaciones parentales y hasta que punto los años nos permiten hacer las paces con nuestros propios conflictos.
En cierto pasaje del film Travers enuncia “…los relatadores de cuentos restauran el orden con la imaginación” y quizás este sea el mayor legado de su obra: generar un espacio donde todos podamos refugiarnos, aun en nuestra adultez y sentir esos acordes que aunque sea por un instante nos permitan sentirnos plenos y llenos de esa inocente mirada de la vida que los años nos han quitado.