Luego de «La Mirada Invisible» (2010), «Refugiado» (2014) y «Una especie de familia» (2017), el director argentino Diego Lerman vuelve al cine con su más reciente obra «El Suplente», protagonizada por Juan Minujín. Una historia que retrata la educación y las condiciones de vida de una determinada clase social a partir de una mirada observacional y desprejuiciada.
La película se centra en Lucio, un profesor de la carrera de Letras de la Universidad de Buenos Aires, que luego de no haber conseguido un cargo, decide embarcarse en un nuevo desafío: ir a enseñar literatura a una escuela ubicada en la periferia del conurbano bonaerense. Es así como deberá apelar a todo su ingenio para sacar adelante sus clases y, al mismo tiempo, cruzar sus propios límites y prejuicios para intentar salvar a Dilan, uno de sus mejores alumnos, que es perseguido por un grupo narco del barrio que busca vengarse.
«El Suplente» posa su mirada sobre un sector social particular, dialogando con la pobreza, el narcotráfico y las dificultades con las que tienen que lidiar los jóvenes, pero también con la perseverancia de querer salir adelante, educarse y tener un futuro a pesar de los obstáculos. Y cómo en el camino se pueden encontrar con personas que quieren ayudarlos a cambiar su vida. No todo es oscuridad, sino que existe un halo de esperanza en la historia que se quiere contar.
Aunque mayormente predomina un tono dramático y crudo, la cinta también ofrece algunos toques de humor para descontracturar un poco la situación, a partir de líneas de diálogo de los alumnos. En otros momentos lo que dicen resulta chocante, presentando su realidad de una manera honesta y fuerte. Es interesante, además, el uso y la importancia que se le da a la literatura y a todo el arte en general como herramienta para que los chicos se suelten y puedan transmitir sus miedos, angustias, anhelos. Por ejemplo, recurren al trap, un estilo musical ameno y divertido, para realizar denuncias y expresarse. Esto permite que la trama no se vuelva pesada y oscura.
Además del abordaje de la trama, la película sobresale por las actuaciones del elenco. En primer lugar nos encontramos con Juan Minujín como el protagonista. Un profesor que va evolucionando e involucrándose con el correr del tiempo. Al principio toma cierta distancia de sus alumnos, mientras que poco a poco se va interiorizando en su vida, sus intereses y preocupaciones, hasta el punto de ayudarlos con sus conflictos. El actor logra plasmar muy bien esa transición. Dentro de los jóvenes se destaca Dilan (interpretado por Lucas Arrua), uno de los chicos que tiene problemas con un grupo narco y que consigue en Lucio un apoyo incondicional. Ambos presentan una buena química. Pero todos los que encarnan a los alumnos realizan interpretaciones más que dignas; honestas, naturales, reales y están teñidas de gracia y simpatía a pesar de la crudeza del entorno. Por otro lado, Renata Lerman, hija del director, hace de la hija del personaje de Minujín; una chica que tiene oportunidades de ir a una escuela prestigiosa pero prefiere priorizar otras cuestiones en su educación. Sirve como una especie de contrapunto con los otros personajes. Es una revelación e incluso ganó un premio en San Sebastián por su actuación.
Con respecto a los aspectos técnicos podemos resaltar la ambientación, que resulta sumamente creíble, principalmente las calles del barrio, las casas de los protagonistas y el comedor que cumple un rol central dentro de la trama. Todo eso fue rodado en la Isla Maciel y se nota ese realismo.
En síntesis, «El Suplente» es una película más que lograda que busca retratar un sector social argentino con sus conflictos y esperanzas, sin caer en lugares comunes o prejuicios, sino que sigue a los personajes en su día a día. Una trama que mezcla el drama con el humor, la oscuridad con la luminosidad; es decir, que nos muestra la vida misma. Buen trabajo del elenco y la ambientación para generar el contexto real de donde se desarrolla la historia.