Un niño aparece en un sótano a merced de un asesino serial. Un teléfono sin conexión comunica a la víctima con las voces fantasmales de otros chicos asesinados que quieren ayudarlo, y la hermana del chico tiene visiones. Esto, amigos, es una versión en clave moderna, truculenta, y dura de Hansel y Gretel, realizada por el dotado -desparejo, pero dotado- Scott Derrickson, un realizador que aquí hace lo que quiere y lo hace bien. Parábola sobre familias y abusos, va más allá de lo que parece.