Con dirección y co-autoría de Scott Derrickson junto al coguionista C. Robert Cargill llega a los cines, por fin, un muy buen thriller. Se trata de "El Teléfono Negro" basada en el cuento de Joe Hill (2014), "The Black Phone". La historia nos sitúa en Denver, 1978. Los hermanos Finney Shaw (Mason Thames) de 13 años y Gwen (Madeleine McGraw) quien sufre sueños premonitorios lidian con la pérdida de su madre mientras desaparecen varios amigos del barrio. La historia se cuenta desde el lado de Finney, quien no sólo protege a su hermana de un padre algo violento (Jeremy Davies), sino que también debe cuidarse de las amenazas de los matones de su escuela, quienes lo intimidan cada vez que pueden. Es para destacar la muy protectora y amorosa relación entre los hermanos. Ethan Hawke es "The Grabber", el secuestrador de niños que tiene a la policía en vilo y a la gente del pequeño pueblo, aterrorizada. Detrás de una fachada de mago con una máscara y globos negros, atrae a sus víctimas mediante trucos para raptarlos y esconderlos en un sótano donde sólo hay un colchón, un baño y un teléfono negro desconectado que comienza a sonar. Su última víctima resulta ser Finney, quien deberá dar lo mejor de sí para salir de allí con vida, mientras los Detectives Wright (E. Roger Mitchell) y Miller (Troy Rudeseal) intentan desentrañar el misterio. El mismo dúo de la gran "Sinister" (2012) presenta aquí algunos puntos en común con "IT" (globos, el impermeable amarillo, las bicicletas) pero también oscuridad y tensión permanente en una película con una gran recreación de época (los 70 y 80's son décadas gloriosas en materia de films de terror) y nos sumerge en un viaje atrapante con algunas sorpresas. El elenco es sólido, los niños ofrecen actuaciones naturales y convincentes, y siempre es un placer ver a Hawke en pantalla grande.