El amor como la posibilidad de una isla, un continente perdido, un campo de batalla. Son tantas y muy extrañamente significativas las metáforas entre el amor y la espacialidad. No así el tiempo, que puede quedar suspendido, eludido o mutilado; sin mapas el territorio del amor es todo descubrimiento.
La historia de Maria y Olivier es el encuentro de dos senderos en medio del bosque. La juventud aventurera de Maria la expulsa de su territorio natal para explorar Taiwan, en búsqueda de inspiración para concluir su novela. Maria se desenvuelve con naturalidad, nada parece sorprenderle o acomplejarle. El territorio allanado de su aventura se vera radicalmente modificado con el ingreso de Olivier. El trabajo de guía turístico, rol que ambos desempeñan, se encuentra plagado de una extranjería que les permite a estos personajes “desmarcarse” del territorio. Dejando en segundo plano el paisaje y su cultura, la propuesta vuelca todo su interés en desarrollar la “isla” que consolidan Maria y Olivier.
Una historia de amor nos cuenta un encuentro y puede darnos un desencuentro. Las marcas que forman los senderos sobre la vegetación no son más que los rastros de sus habitantes. La construcción de una bifurcación entre la historia de Maria y Olivier toma gran parte de la cinta, sin dramatismos fantásticos, pero sí con milagros inesperados. Aun así, la franqueza de Romain Cogitore nos entrega chispas de emotividad sopesadas con realismo brutal.
EL TERRITORIO DEL AMOR
L’Autre Continent. Francia, 2018.
Director: Romain Cogitore. Intérpretes: Déborah François, Paul Hamy, Vincent Pérez, Aviis Zhong, Nanou Garcia, Daniel Martin, Christiane Mille. Duración: 97 minutos.