Elida Baldomir es un diamante en bruto, la hostilidad del encierro ha formado sobre su tierna carne una compacta coraza frente al exterior. Se trata de «una de las pocas mujeres con responsabilidad militar en la guerrilla tupamara», dice la información de prensa. La cámara de Laura Linares ingresa a la cotidianidad más profunda de Elida, como una cálida presencia atestigua momentos únicos y universales; el despertar por la mañana, las intermitentes siestas al pie del ventilador, momentos de pristina lucidez y complicidad mate por medio. Tan inimaginable como valioso, el testimonio presente de la protagonista no se aleja nostálgico de los años de revolución armada, tampoco protesta lastimosamente de sus años de cautiverio como presa política. La comandante no da brazo torcer, la vejez mancilla su cuerpo más no su vibrante personalidad, persisten e insisten en su relato la voz de un nosotros. Una comunidad que dio la vida por un ideal permanece intacta en el corazón de sus supervivientes. Vuelven en sueños, con la mirada perdida en el horizonte Elida rompe el concreto de su habitación y nos trae la voz de sus compañeros. Revisa conscientemente sus motivaciones y sensaciones, entregándonos una perspectiva nueva y brutalmente honesta respecto de los móviles que consolidaron un grupo humano tan radical como comprometido. Testimonios vivos que el aislamiento coloca en geriátricos y hospicios como cuerpos vivientes, desprovistos de identidad y sentidos. Los rostros mudos comunican historias diversas, la empresa de Laura Linares les devuelve la posibilidad de contar su historia, dejarnos una huella mucho más cercana y humana de la guerrilla tupamara. MARQUETALIA Marquetalia (Argentina/2022). Dirección y guion: Laura Linares. Fotografía: Melina Terribili. Edición: Pablo Rabe. Sonido: Andrés Perugini. Cámara: Melina Terribili y Laura Linares Música: Julián Di Pietro. Duración: 62 minutos. Distribuidora: APIMA Distribución. Apta para mayores de 13 años. Estreno en el Cine Gaumont (a las 16 y las 21) y en Espacios INCAA de Unquillo y Rawson. También en Cine Ar TV (jueves 18 y sábado 20, a las 20) y en streaming en Cine Ar Play (gratis, del viernes 19 al jueves 25).Dirección: Laura Linares. Producción: Hernán Virues. Duración: 62 minutos.
Esta ópera prima se estrena exudando compromiso autogestivo, con una calidad visual y sonora que no tiene nada que envidiar a las producciones de estudios poderosos. Tu forma de ver el mundo encuentra un merecido espacio en la cartelera de la tan conocida y apreciada pantalla del Cine Gaumont sobre avenida Rivadavia. Una historia dramática pero motivacional, nos conduce por la vida de Alan, un abogado que ha perdido el hilo de su historia vincular. Estresado y distraído, este personaje se ve inmerso en una rutina desaprensiva que lo lleva a despersonalizar su espacio en el mundo. Esta vorágine solo puede ser detenida mediante un evento traumático, un accidente automovilístico posibilitará que Alan tome cartas en el asunto y deponga, ante el abismo del sinsentido, los verdaderos motores de su vida. Este proceso dramático está bien relatado, de manera directa y sin distracciones, el guión y la puesta en escena no se detienen en detalles confusos o melodramáticos. Consolidando así una propuesta que no tiene posibilidades de fracasar ante un público popular, que puede encontrar en Tu forma de ver el mundo representaciones y estereotipos de eventos y personajes muy apegados a nuestro día a día. La mayor virtud de esta cuestión radica en que, a pesar de su estilo directo y franco, no pierde la oportunidad de encontrar espacios de juego y fantasía. Estos aspectos son retratados por el personaje de Víctor, un paciente deambulante, que como un sabio antiguo, se entrega a la charla con cada uno de los interlocutores presentes en el hospital. La dialéctica positiva de Victor empuja la reflexión de Alan, que como el espectador en el cine, se encuentra inmovil, paralizado ante una vida acelerada. Victor, como el alma del cine, pone la fantasía y la metáfora a funcionar, entregándonos reflexiones vitalistas que sin duda dejarán consignas y sonrisas. TU FORMA DE VER EL MUNDO Tu forma de ver el mundo. Argentina, 2022. Dirección: Germán Abal. Intérpretes: Jorge Garrido, Omar Musa, Gaton Pauls, Alejandro Fiore, Mario Alarcon, Magali Castagno, Leonardo Venegas. Duración: 77 minutos.
El salto desde la captura de lo real al juego, en el paso del cine documental al cine ficción, no parece incomodar a Lucia Vassallo. Cadáver exquisito se muestra como un relato atrapante, directo a despertar el cautivante morbo del espectador. Gala y Blanca se encuentran, destinadas a ser una, su historia comienza como cualquier historia de amor. Un halo de misterio ronda desde principio la cinta, Blanca perece como la bella durmiente, mostrándose viva únicamente en el recuerdo de Gala. Una mente y dos cuerpos comienzan, paulatinamente, a fusionarse en un único cuerpo. Gala irá recogiendo el hilo de Blanca para desenmarañar la trama de acontecimientos y personajes que la rodeaban de manera secreta. Vassallo se desmarca del dramatismo en el que podría caer el tono de la propuesta, dotando de una pátina de sensualismo y realismo mágico a la composición. Recordando desde la trama, la poco aclamada Pacto de amor, de David Cronneberg, sobrevuela al guión una natural pero monstruosa tensión. La dirección de arte convoca a la remake de Suspiria (2018) de Luca Guadagnino, con sus expresivas puestas de danza contemporánea, como también a La piel que habito (2010) de Pedro Almodóvar, donde el cuerpo y la identidad se tensionan hasta descomponerse y reunificación de manera realista y fantástica. Un Frankenstein contemporáneo no puede dejar de invocar el cuerpo de la mujer, aquel objeto de consumo y deseo, que a pulsión de feminismo, se consolida como el cuerpo prima de la deconstrucción cultural. CADÁVER EXQUISITO Cadáver exquisito. Argentina, 2022. Dirección: Lucía Vassallo. Intérpretes: Sofía Gala Castiglione, Nieves Villalba, Rafael Spregelburd, Nicolás García, Lola Banfi, Lorena Vega, Analía Couceyro y Santiago Gobernori. Guión: Lucía Vassallo y Sebastián Cortés. Fotografía: Fernando Marticorena. Edición: Martín Blousson. Sonido: Gaspar Scheuer. Música: Natalia Spinner. Distribuidora: Cinetren. Duración: 88 minutos.
Última pieza sorprende, por su madures y delicadeza. La cálida manufactura de esta propuesta no despunta ninguna hilacha, reconforta aún más saber que se trata de una opera prima y que el equipo de trabajo involucrado está conformado por jóvenes profesionales. La historia versa, a modo superficial, sobre la relación laboral y emocional entre el maestro mayor de obra y su ayudante. La técnica y el oficio, así como también la herencia de las herramientas, es cosa bien compleja. La elección de la ficción responde en gran parte al deseo de su director de volcar su experiencia de vida: “Decidí contar esa historia breve basándome en mi propia experiencia trabajando con mi papá.” Ejercicio complejo pero que dota a la propuesta de la madurez característica de una vida forjada entre diversos mundos. La historia inicia con una tragedia, el laburo en obra suele considerar el cuerpo de los trabajadores como una herramienta más, el desgaste y el peligro son presencias constantes del oficio y se suma a ello el característico estilo de precarización que acontecen en estos espacios. El trabajo de puesta en escena facilita familiarizarse con la historia y compenetrarse con los hechos. La actuación de Néstor Ávila (como Edgardo el capataz) es realmente notable, permitiendo empatizar prontamente con el resto de los personajes. Última pieza se permite batallar y ganar territorio contra todo pronóstico, desde su aguerrida producción hasta en el más mínimo detalle presente en pantalla, la pasión puesta en servicio de una historia honesta nos permite (sin dificultad) encontrar un desenlace tan confortable como sabio. ÚLTIMA PIEZA Última Pieza. 2021, Argentina Dirección y guion: Luciano Romano. Interpretes: Javier Vaccaro, Nestor Villa, Rocío Bertinat, Jesús Catalino, Julio Fernandez, Sol Fiocca, Renata Flood. Duración: 67 minutos.
Este documental, como un telar, va confeccionado una pieza cuya belleza radica en las tensiones de sus urdimbres. El marco, que convoca la diversidad de testimonios, es uno de los pilares más complejos y presentes en la arena que denominamos feminismo. La búsqueda de una genealogía de la prostitución argentina resulta compleja, las líneas investigativas nos llevan desde testimonios personales, historias personalísimas, hacia la esfera de las políticas públicas. El salto lejos de ser cuantitativo (¿Cuántas personas actualmente ejercen la prostitución en Argentina?), se enfoca en aspectos y problemáticas propiamente cualitativas. La enunciación construida pivotea entre “la trata” y “el trabajo sexual”, polos extremos que nos dan un pantallazo actual de la diversidad de enfoques que atienden a este tema. En los grises se encuentran las trabajadoras, algunas testimoniando su autoinfligido flagelo y señalando como causas primeras la falta de oportunidades y la marginalidad, por otro lado, aquellas que alzan su voz en proclamas libertarias de consenso y autoexplotacion de sus cuerpos. Sin ánimos de juzgar ninguna de estas posturas, el acompañamiento de Sofia Rocha y equipo deja librado al espectador la consigna de juzgar empatizando y conociendo la historia desde la boca de sus propias protagonistas. El valor artístico de esta propuesta se vincula direccionalmente con esto último, una propuesta comprometida con la causa, en su multiplicidad de voces y posturas, abogando por testimoniar un contexto de lucha colectivo que se muestra presente en las calles. Sin edulcorar las tensiones ni contraponer invalidando posturas, consolida una pieza que encuentra en la tensión de las mismas el soporte ideal para prosperar en la lucha. SALIR DE PUTA Salir de puta. Argentina, 2021. Dirección, guion e investigación: Sofía Rocha. Dirección de Fotografía: Victoria Mathé Leitner. Cámara: Juan Tamagno, Victoria Mathé Leitner, Belén Nuñez . Sonido directo: Diego Escárate, Julián Álvarez. Montaje: Belén Nuñez, Sofía Rocha. Música Original – Banda Sonora : Martín Villulla, Diego Escárate, Victoria Álvarez, Héctor Escárate. Distribución: Viviana De Rosa. Duración: 160 minutos.
El amor como la posibilidad de una isla, un continente perdido, un campo de batalla. Son tantas y muy extrañamente significativas las metáforas entre el amor y la espacialidad. No así el tiempo, que puede quedar suspendido, eludido o mutilado; sin mapas el territorio del amor es todo descubrimiento. La historia de Maria y Olivier es el encuentro de dos senderos en medio del bosque. La juventud aventurera de Maria la expulsa de su territorio natal para explorar Taiwan, en búsqueda de inspiración para concluir su novela. Maria se desenvuelve con naturalidad, nada parece sorprenderle o acomplejarle. El territorio allanado de su aventura se vera radicalmente modificado con el ingreso de Olivier. El trabajo de guía turístico, rol que ambos desempeñan, se encuentra plagado de una extranjería que les permite a estos personajes “desmarcarse” del territorio. Dejando en segundo plano el paisaje y su cultura, la propuesta vuelca todo su interés en desarrollar la “isla” que consolidan Maria y Olivier. Una historia de amor nos cuenta un encuentro y puede darnos un desencuentro. Las marcas que forman los senderos sobre la vegetación no son más que los rastros de sus habitantes. La construcción de una bifurcación entre la historia de Maria y Olivier toma gran parte de la cinta, sin dramatismos fantásticos, pero sí con milagros inesperados. Aun así, la franqueza de Romain Cogitore nos entrega chispas de emotividad sopesadas con realismo brutal. EL TERRITORIO DEL AMOR L’Autre Continent. Francia, 2018. Director: Romain Cogitore. Intérpretes: Déborah François, Paul Hamy, Vincent Pérez, Aviis Zhong, Nanou Garcia, Daniel Martin, Christiane Mille. Duración: 97 minutos.
Existe la comedia en los países nórdicos. Aunque resulte difícil de imaginar, la ingeniería burlesca suele ir encabalgada sobre temas espinosos, nunca perdiendo la oportunidad de remitir a universalísimos temas escatológicos. Los créditos de apertura nos anticipan, gracias a la música, que no veremos solamente una película de acción (aunque su tráiler y poster así lo anticipan), en Justicieros se desarrollan parábolas con gran contenido humanístico. Una bicicleta azul, como objeto de deseo, resulta ser el desencadenante y conector de múltiples personajes. Sin lugar a duda, siendo hasta ahora su papel más rudo, Mads Mikkelsen desarrolla con acostumbrada soltura a Markus, un curtido soldado en Afganistán. Lejos de la acostumbrada elegancia y villanía que este actor suele interpretar, el personaje de Markus se debate entre la piel del soldado y la del padre ausente. Un llamado inesperado convierte el territorio de su hogar en un nuevo campo de batalla. La trama avanza enroscando actos terroristas y PSYOP (Operaciones Militares Psicológicas) para ir incorporando una batería de personajes de lo más variopintos. Markus no estará solo en su nueva misión, el líder avanza a puño cerrado avasallando (por no decir masacrando) cuanto enemigo se cruce en su carrera en busca de venganza. El pelotón se consolida como grupo de amigos, estos soldados o vigilantes nocturnos son plenamente urbanos, excepto Markus, el resto de los personajes despliega habilidades tan sofisticadas como hilarantes. El toque de comedia, continuo y efectivo se lo da esta especie de acción coral, que permite el desarrollo de escenas y líneas memorables. Sin dejar atrás el drama presente en la propuesta, Justicieros (también conocida como Jinetes de la justicia) conforma una película que tiene de todo, mezcla de géneros, innovación en personajes, soltura en el planteamiento de nuevos y superadores temas. Un acertadísimo aire de frescura para tan vapuleados géneros. JUSTICIEROS Retfærdighedens ryttere. Dinamarca/Suecia, 2020. Dirección: Anders Thomas Jensen. Intérpretes: Mads Mikkelsen, Nikolaj Lie Kaas, Gustav Lindh, Roland Møller, Nicolas Bro, Lars Brygmann. Duración: 116 minutos.
Fechas conmemorativas como el 1 de abril conducen a un espacio en la memoria nacional que se encuentra vacante de multiplicidad de relatos. Una vez más, y con estilo celebrable, nuestra filmografía nacional da espacio a las voces políticas del conflicto del Atlántico Sur. Un evento bélico no solo es el despliegue de las armas, la infraestructura militar despliega sus aparatos por el territorio modificando la rutina pueblerina, el suelo pasivo se transforma en campo de batalla. El paso del tiempo (y las medidas premeditadas) han borrado los indicios de estos campos, aquellas huellas se encuentran aún frescas en la mente y el alma de sus protagonistas. Alicia Reynoso, Stella Morales y Ana Masitto ponen nuevamente el cuerpo, esta vez en otras batallas, la cámara paciente y amorosa del director Federico Strifezzo logra momentos de gran intimismo y camaradería. El contacto con las formas del territorio, el color de las ropas, el clima hostil, todo es sensitivo para nuestras protagonistas que inician un proceso de reconexión con una historia acallada en su memoria. Durante la guerra ellas, junto a 11 jóvenes más, oficiaron de enfermeras de la Fuerza Aérea, constituyéndose en protagonistas y testigos de los acontecimientos allí ocurridos. El trauma y el olvido colectivo silencio sus voces, la cara mediática de la guerra (aspecto controversial, discutido y doloroso) las retrata como jóvenes optimistas. La doble batalla actual las encuentra reconociendo el dolor, compartiendo con compañerismo memorias dolorosas y anécdotas risueñas. En simultaneo, y necesariamente producto de ello, el autoconocimiento detenta la legitimidad arrebatada. Lejos del adiestramiento punitivo en el que suelen caer las propuestas que tratan temas tan espinosos, esta película es una verdadera propuesta conmemorativa, humanamente solemne, desprejuiciada y hasta risueña. NOSOTRAS TAMBIÉN ESTUVIMOS Nosotras también estuvimos. Argentina, 2020. Dirección: Federico Strifezzo. Duración: 70 minutos.
Son pocos los itinerarios imaginarios que nos llevan a la sala a ver esta película. Un encuentro con amigos, una cita o quizás la urgente pulsión de encerrarnos en el cine, acomodarnos en la confortable oscuridad y olvidarnos del afuera. Por otro lado, es claro que Amenaza bajo el agua tiene un público super especifico, entomólogos y paleontólogos amateurs, fanáticos fascinados que encuentran en las feroces fauces animales el goce del caos y el terror. El director Andrew Traucki parece ser uno de ellos, me arriesgo a decir que pocos directores tienen tantas películas de este estilo en su haber. Sin dudas Tiburón rompió todo esquema, con poco menos de un siglo de estreno, la sublime mandíbula esta tan arraigada en la retina genérica del terror que no podemos dejar de pensar en ella. Es notable como sus predecesoras intentan tibiamente reproducir su suspense, sea un tiburón, un cocodrilo o un extraterrestre, la trama del cazador cazado es fácilmente capaz de construir una historia atrapante. Amenaza bajo el agua no lo logra, la clásica historia del desprevenido grupillo de amigos aventureros no nos engancha por ningún lado. Sin el suspense, debito a giros y técnicas narrativas fallidas, la película tampoco nos contenta apostando a la espectacularidad de la bestia. Los pocos y breves cameos al cocodrilo estrella no nos permiten apichonarnos ante el superdepredador. Ni las actuaciones, ni la banda sonora, aportan lo suyo a construir terror. La subtrama dramática entre las parejas, y el redundante final, parecen querer reafirmar la resiliencia (o suerte) de los personajes femeninos. Para desventura de los aguerridos guías, en la naturaleza, también existe la territorialidad del macho. AMENAZA BAJO EL AGUA Black Water: Abyss. Australia, 2020. Dirección: Andrew Traucki. Intérpretes: Jessica McNamee, Luke Mitchell, Amali Golden. Duración: 98 minutos.
Documental familiero, esos que se comparten todos amuchados en el sillón con ánimo de risa y enseñanzas. El Universo de Clarita es un retrato inusual, la calidez y cercanía con que la cámara retrata el crecimiento físico e intelectual de la joven protagonista nos entrega una película divertida y entrañable. El acierto de Tomás Lipgot es acercarse a Clarita con la intuición de que su camino será de grandes descubrimientos, la pequeña astrónoma desde muy joven ya perfila un carisma y actitud únicos y espontáneos. Clarita escucha, pregunta, indaga, inquieta y constructiva se encuentra con facilidad aprendiendo y enseñando en el dialogo. La cámara retrata la evolución de su visión; vocación de primera hora que se vuelca con pasión al estudio y el viaje. Acompañada de sus amigos docentes, Clarita recorre el país, en cada lugar el cielo le devuelve nuevas enseñanzas. El camino del astrónomo no solo se configura mirando al cielo, El universo de Clarita también comprende los modos en que la astronomía es tanto ciencia como mito y hobby, convocando variopintos entrevistados cuyas vidas se encuentran atravesadas por la misma pasión. A fin de cuentas, la historia de esta joven parece indicarnos como la confianza y apertura a un espacio de formación, aun siendo muy joven, potencia enormemente la capacidad comunicativa y expresiva de toda persona. El camino de la ciencia puede ser duro, pero este recorrido nos muestra la veta humana y amistosa de sus protagonistas. Clarita se consolida como una estrella más, evidenciando su lugar prometedor dentro de una constelación vigente. EL UNIVERSO DE CLARITA El universo de Clarita. Argentina, 2021. Dirección, guion ypProducción: Tomás Lipgot. Intérpretes: Clara Micheletti, Sofía Méndez, Yayo Ekdesman, Alejandro López, Victor Buso y Beatriz Garcia. Fotografía y cámara: Javier Pistani. Edición: Emiliano Serra. Sonido: Hernán Severino. Música: Pablo Urristi. Color: Lucila Kesselman. Distribuidora.: Santa Cine. Duración: 80 minutos.