Las heridas producidas por los hechos aberrantes durante el Holocausto, siguen abiertas en muchas geografías. Uno podría pensar que con el paso del tiempo, estas cuestiones han sido abordadas y sus heridas, cerradas (de alguna manera), a la luz de cierta distancia de los hechos y determinado nivel de esclarecimiento de los hechos ocurridos.
Sin embargo, no todo es así. Este "Ha'Edut" (El testamento), ópera prima del para nosotros poco conocido Amichai Greenberg, vuelve a poner el foco en un hecho que es ficción, pero está inspirado en dolorosos sucesos reales.
En marzo de 1945, 200 judíos húngaros fueron asesinados cerca de Rechnitz, en Austria, por un grupo de locales que aprovecharon la confusión del momento histórico, para llevar adelante una terrible masacre, luego de un extraño evento social.
Esto ya fue tratado en detalle por el documental, "Totschweigen" (A Wall of Silence) del año 1994 llevado adelante por Eduard Erne and Margareta Heinrich en el que se describen los hechos y su contexto, y hay abundante material para la reflexión a lo largo de sus 88 minutos de metraje.
El material en dicho film, sirvió de base para el guión de "El testamento", aunque hay algunos cambios en la historia para intensificar el conflicto personal de quien impulsa la investigación.
Joel (Ori Pfeffer) es un hombre de convicciones. Trabaja en el Instituto del Holocausto en Jerusalén y su profesión es ser historiador e investigador de cuestiones que no son precisamente placenteras de conocer, aunque se las conoce como necesarias para crear la conciencia colectiva de eventos que no deben repetirse.
Su misión en este encuadre es avanzar sobre una causa que lo inquieta, él quiere poner luz sobre el hecho de los asesinatos de 200 judíos en los campos de Lendsdorf, Austria y tiene problemas para dar con indicios concretos sobre ciertos temas (la fosa común, por ejemplo).
El ha hecho los deberes y sabe que hay archivos clasificados que indican que en ese terreno, se cometieron crímenes que deben tener lugar en la historia. Sin embargo, parece no haber testigos de esa matanza.
Las cosas se complican más cuando la justicia le da un tiempo corto para encontrar nuevos indicios o dejará caer la causa. Yoel se fijará el objetivo de encontrar pistas para sustentar sus hipótesis y dentro de esa búsqueda, dará con un material muy sensible: al parecer, su madre aparece en esos anales. Y podría haber sido parte de quienes participaron en esos asesinatos.
Cómo ya se imaginarán, la película avanza sobre dos carriles, uno es la investigación propiamente dicha de lo sucedido, a través de esa indagación incómoda en una comunidad que prefiere olvidar y enterrar los aspectos oscursos de su pasado, y por el otro, los dilemas morales que empujan a la zozobra emocional del protagonista.
Pfeffer compone un personaje vistoso, con matices y ofrece un trabajo interesante, a la luz de lo complejo del posicionamiento de su rol. Los secundarios aportan menos y el tono del film es frío y austero. Tiene una fotografía lograda y un tono oscuro y casi viscoso, que interesa, más por la naturaleza de lo que cuenta, que por los aciertos del director.
"El testamento" es una película pequeña y cuidada que describe una ficcionalización de un suceso ténebre, en su trance hacia el conocimiento público. Es válida y aporta al debate sobre la memoria colectiva y el sentido de justicia que debe tenerse en todas las culturas, tema que nuestra sociedad debe tener presente, a cada paso de su atribulada existencia.