La doble deuda
Era hora que el actor argentino César Bordón tuviera su chance para lucirse en un papel que le quedara a su nivel. Y en este caso el mérito es de la directora María Eugenia Sueiro (Ver entrevista) en su nuevo opus El Tío, buena mezcla en dosis proporcionadas de comedia con drama familiar en una atmósfera intimista.
La doble deuda, la moral y la económica, son el eje por donde pasa el derrotero de Dalmiro (César Bordón), quien tras la muerte de su hermano queda a cargo de la suerte de sus sobrinos y ayudas de todo tipo a su cuñada. A duras penas, sobrevive y trata de ganar algunos pesos extras como actor, con poca experiencia, y dispuesto a cumplir a rajatabla cualquier exigencia de casting por más absurda que resulte, un reality donde tiene que interpretar a un mexicano es su mayor anhelo de gloria.
Sin embargo, la crisis y los conflictos internos se entrecruzan con la piedra de la doble deuda sobre las espaldas de Dalmiro. Por un lado, ocupar el espacio vacío dejado por la ausencia paterna, a sabiendas que sus sobrinos y sus demandas como un viaje a Disney no están a la altura de su capacidad de contención afectiva ni económica, y por otro soportar la frustración de estancarse siempre en el mismo peldaño de la escalera de ascenso del status.
María Eugenia Sueiro consigue reflejar con muy pocos recursos y economía de elementos un retrato honesto de un personaje también honesto, que no lleva el mote de anti héroe grabado en la frente como elemento singular pero que tampoco vive tocado por la varita mágica del azar que cambia el rumbo de la vida.
César Bordón encuentra en la piel de Dalmiro una excelente composición para construir desde lo micro a lo macro un personaje tridimensional, algo pocas veces logrado en el cine argentino.