El tío, la nueva película de Eugenia Sueiro (Nosotras sin mamá) narra una historia sencilla que, a priori, podría parecer algo insustancial, o incluso meramente anecdótica. Lo que se dice una historia común con lugares comunes. Sin embargo, ni bien transcurren unos pocos minutos, ya es evidente que ése no es el caso. Sí es una historia sencilla, pero con una mirada con cierta profundidad y, sobre todo, es una película hecha desde la sensibilidad y las sutilezas. Aunque también es cierto que, sobre el final, da la sensación de que todavía quedó tela para cortar. Pero eso no quita que lo narrado esté bien trabajado y que El tío satisfaga gran parte de las expectativas que genera.
Todo comienza poco después de la inesperada muerte del hermano de Dalmiro (César Bordón), un cincuentón sin esposa ni hijos que trabaja en una inmobiliaria no muy respetuosa para con sus empleados. Porque de ahora en más, y quién sabe durante cuánto tiempo, Dalmiro tiene que ayudar a su cuñada, Maky (Vanesa Maja) en asuntos varios y también a cuidar de sus sobrinos, Ema (Dulce Wagner), de 7 años, y Lautaro (Valentino Barone), de 12 años. A todo esto, le debe dinero a Maky y ella le propone que, en vez de devolvérselo, lo use para llevar a Ema a Disney, un viaje que el hermano de Dalmiro le había prometido a su hija. Así que, de repente, la vida rutinaria de Dalmiro puede terminar siendo no tan apacible.
Lo primero que llama la atención de El tío es su aire de autenticidad. No solamente porque sus personajes hablan como se habla en la vida real o porque el registro naturalista está siempre muy afinado. Estos son dos factores importantes, sin duda, pero quizás es la interpretación de César Bordón, un actor con muchos roles secundarios en su historia y que aquí tiene su primer protagónico, lo que le da a la película un plus en su tono realista. Y eso que el Dalmiro de Bordón no es un personaje sencillo ya que hay algo ambiguo que lo atraviesa, es transparente y opaco al mismo tiempo – más que nada en la relación con su cuñada. Como la película, su protagonista no es tan simple como parece en primera instancia. Dicho sea de paso, las interpretaciones de los dos niños también son sobresalientes.
Sueiro construye una puesta en escena relativamente austera, despojada de ornamentos, que no llama la atención sobre sí misma. La cámara busca detalles significativos en los gestos y los rostros, y unas cuantas veces los encuentra. El sonido, por su parte, también apunta a construir un mundo sin artificios y el montaje es siempre invisible. Por eso es fácil entrar en el universo de estos personajes, acompañarlos y pasar algo de tiempo con ellos. Acá el espectador nunca es un testigo distante.
Por eso no es difícil identificarse con el sentimiento de incertidumbre de Dalmiro (menos aún cuando se trata de sus dificultades laborales) ni con el vacío que existe después de una pérdida de la que cuesta hablar. Sin embargo, se habla, y no desde el desgarro ni la melancolía. Es verdad que hay una tristeza flotante y algo de retraimiento. Y es lógico y deseable que así sea. Pero no hay melodrama. No hay nada maravilloso y tampoco hay nada terrible. Digamos que todo se parece bastante a como son estas cosas en la vida real. De todos modos, El tío no es la historia de un duelo. Es acerca de un reacomodamiento de vínculos y de saldar una deuda que tiene más de afectivo que de monetario. Es, en cierto sentido, barajar y dar de nuevo y ver qué pasa.
Por otra parte, pareciera que hay un mar de fondo en la relación entre Dalmiro y Maky, pero eso queda sin explorar, posiblemente a propósito. Aún así, es un vínculo que se podría haber desarrollado más. Incluso Maky es un personaje medianamente unidimensional. Por el contrario, otro de los personajes, un peculiar viejito que puso su casa a la venta a través de la inmobiliaria, adquiere espesor en cada nuevo encuentro que tiene con Dalmiro.
De hecho, ese viejito es toda una sorpresa ya que, a simple vista, da la impresión de que podría ser solo un estereotipo. Pero luego de algunas escenas, queda claro que no lo es. Algo parecido pasa con la película: sorprende con su sensibilidad para retratar vínculos que el cine ya abordó antes.
El tío (Argentina, 2018) Puntaje: 7
Escrita y dirigida por Eugenia Sueiro. Con César Bordón, Vanesa Maja, Dulce Wagner, Valentino Barone, Roberto Vallejos, Isidoro Tolcachir, Analía Marcolini, Sergio Suárez, Alfredo Rizo. Fotografía: Christian Colace. Montaje: Marcela Sáenz. Directora de arte: Eugenia Sueiro. Sonido: Maxi Gorriti – Pakidermo. Duración: 76 minutos.