Último tren a las pampas
Apelando a la observación y a la ausencia de diálogos, Juan Hendel construye un documental que habla de la añoranza por el pasado pero también de la esperanza por el futuro.
El Tramo (2012) es el registro visual sobre las secuelas que provocó la desaparición de los trenes en la década del 90, pero con la esperanza de que alguna vez vuelvan. En un pequeño pueblo, un hombre recorre las vías con un vehículo que el mismo construyó para reacondicionar los caminos abandonados.
Sin recurrir a diálogos, más que al sonido ambiente y algún que otro murmullo, Hendel focaliza su relato en Carlos, un hombre que armó su propio vehículo ferroviario para dedicarse al mantenimiento de las rutas viales abandonadas luego del cierre del ferrocarril. En el trayecto irán apareciendo otros personajes que con el mismo ímpetu se dedicarán a la misma faena. El silencio se llenará con textos de Henri Bergson, que a la manera de intertítulos servirán para dividir la historia en episodios.
El Tramo no es mucho que un relato sobre la simpleza de la vida, y Hendel no escatima en la utilización de tiempos muertos o largos planos cargados de morosidad narrativa, pero con imágenes de una belleza natural que no necesitan nada más para lograr transmitir lo que propone formalmente.
De la misma manera que Lisandro Alonso retrataba la nada y el todo en La libertad (2001), Juan Hendel lo hace en El Tramo. Pero en este caso apelando directamente a un registro documental, crudo, realista, poético, de enorme belleza, donde cada uno interpretará el relato de diferentes maneras.