Mucho peso para cargar
Con una nueva cara bajo el traje negro, Camille Delamarre (Brick Mansions) dirige a Ed Skerein (Game of Thrones) en El Transportador Recargado (2015) entre mujeres hermosas, disparos y persecuciones. Un combo molotov para películas del género que, si no se realizan de manera eficaz, pueden llegar a explotar en la cara del propio producto.
La historia es similar a las demás películas: la sensual y enigmática Anna (Loan Chabanol) le encargará un pedido a Frank Martin (Ed Skrein) que pondrá en peligro su vida como la de su padre (Ray Stevenson). Es difícil poder sacar algo positivo de un guión que hace eco de su ausencia ante situaciones muy cliché y constantemente recicladas en las películas de acción. La dupla de guionistas, Bill Collage y Adam Cooper, acorraló al film a caer en lugares comunes, con diálogos fácilmente olvidables y sin ningún concepto profundo que vaya más allá.
En la parte actoral, los protagonistas se mueven en las mismas aguas y el poco desenfado que promueve la película. Sin embargo, no se entiende, bajo ningún punto de vista, la ingenuidad del personaje de Stevenson que, al ser un agente súper secreto que estuvo en los mayores problemas políticos a lo largo de los años, cae prisionero y rehén en situaciones demasiado obvias atando al protagonista de pies y manos todo el tiempo. El director Camille Delamarre podría haber utilizado otro tipo de giro argumental para no dejar en offside todo el tiempo a Stevenson. Ninguno de los personajes sale de su lugar cómodo de agente-villano-femme fatale, produciendo una notable superficialidad en cada uno de ellos, sin generar empatía con el espectador para romper con la cuarta pared.
En lo que marca a la acción, El transportador recargado cumple y sale airoso entre tantas emboscadas de cosas mediocres: las escenas de persecución en los autos, peleas a puño limpio y secuencias imposibles que puedan suceder en la realidad son algunas de las marcas que siguen el sello de la saga. En esa misma sintonía, se abusó del uso de la mujer como fuente de deseo y provocación con escenas netamente sexuales, sin tener ninguna necesidad de caer en ellas llegando a ser grosero y machista.
A Ed Skrein, a quien conocimos por un leve paso por Game Of thrones, le costó llenar los zapatos que Jason Statham llevó en los otros tres films. La saga de El Transportador fue lo que fue, o marcó un punto de ruptura respecto a los demás film de acción, por la destacada labor y el carisma de Statham, algo que se notó en esta nueva entrega y en particular con Skrein.
La música, como el montaje y fotografía, van de la mano con lo que estableció el director: espectacularidad conocida sin destaque, ni en mayor o menor medida, justo y necesario. El Transportador recargado sigue al pie de la letra el abc de una película de acción sin salirse nunca del libreto: en el mejor de los casos, hasta los exagera. Se trata de un producto mediocre, magro para el espectador, que termina de exprimir las últimas gotas que llevaron a Jason Statham a las grandes ligas del cine de acción norteamericano.