Este “Transportador” agota su combustible a poco de empezar
Cuesta un poco entender que El Transportador ya no sea Jason Statham, reemplazado por Ed Skrein de la serie "Games of Thrones". Además, el personaje no puede mantener sus rígidas reglas dado que ahora tiene un padre secuestrado, lo que lo obliga a obedecer cualquier misión imposible.
Más allá de que una película en la que se pueda extrañar el histrionismo de Statham evidentemente tiene un problema de base, esta nueva entrada en la franquicia creada por Luc Besson ofrece algunas escenas de superacción descerebrada dignas de sus predecesoras. Sobre todo, hasta la mitad del metraje, con muy buenas variaciones sobre las persecuciones automovilísticas del caso, y una estética atractiva que empieza por la pandilla de rubias platinadas que obliga al protagonista a perpetrar una venganza temible contra unos mafiosos malísimos.
Sólo que en el intento por estar a la altura del alto octanaje de las tres películas anteriores, este nuevo "Transporter" gasta casi todo su combustible al principio, con un clímax impactante en un avión, que lamentablemente, no sigue hasta las escenas menos interesantes que transportan al espectador hacia un desenlace típico de esta saga.
Por lo menos, hay que reconocer que las escenas buenas son realmente explosivas, que las chicas lideradas por Loan Chabanol se lucen en varios momentos, y que Ray Stevenson, el padre del Transportador, se roba cada escena en donde aparece.