Nuevas caras, la misma historia
Frank Martin (Ed Skrein) es un agente retirado que ha encontrado una nueva y lucrativa actividad: transporta paquetes o personas en situaciones complicadas, generalmente huidas o salideras, y gracias a sus habilidades siempre logra que la carga llegue a destino, sin hacer preguntas y sin complicarse demasiado la vida.
Cuando su padre (Ray Stevenson) llega a visitarlo, un grupo de mujeres lo secuestra a cambio de sus servicios de transporte. Las mujeres en cuestión han sido víctimas durante muchos años de un tratante de personas, y buscan venganza robándole todos sus millones en una compleja operación, para la que requerirán la ayuda del transportador.
La fórmula de la franquicia es siempre la misma: ciudades europeas, lindas chicas, mucha acción y un protagonista a prueba de todo. Pero si bien Ed Skrein luce espléndido de traje, a toda velocidad y revoleando villanos a las piñas, no tiene el carisma de Jason Statham para llevar sobre sus hombros todo el peso de la historia, y termina funcionando más como un modelo de Hugo Boss, que como un actor de películas de acción.
La direccion de Camille Delamarre es prolija y cumple con todos los requisitos: buena fotografia, escenas de acción muy bien filmadas, pero sin el atractivo de las primeras entregas.
La historia resulta bastante olvidable, si bien es entretenida, es más que predecible, y una película así se puede encontrar en cable día por medio.