Emmanuel Courcol es actor desde fines de los años 80, guionista desde hace dos décadas, y director desde hace una. Como tal tiene un corto, su ópera prima y esta película que llega a la Argentina cuando ya ha terminado la siguiente. Como primera anotación, entre los productores del film figura el histórico Robert Guédiguian (Marius y Jeanette, Al ataque!). Como segundo detalle, esta película pareciera cruzar esa influencia con el cine del no menos trascendente Laurent Cantet en su mirada a la crisis social, al problema educativo, a la exclusión. Pero Courcol afirma su posición a la realidad circundante a través de una comedia tributaria de los grandes nombres de la dramaturgia francesa, que enmarca la “cuestión social” a través de la sonrisa y la inteligente ironía.
¿De qué otro modo podría sintetizarse la historia de un actor sin suerte (un extraordinario Kad Merad) que consigue trabajos menores y es profesor de dramaturgia en la cárcel? Buscando un plan que le de sentido a esa vida entre rejas que se abren y cierran, consigue autorización para que su inexperimentado grupo de reclusos lleve a escena, fuera del penal, nada menos que Esperando a Godot, de Beckett.
Parte de la trayectoria del director como actor pareciera contribuir con este relato basado en una historia real que no es la propia. Aunque previsible, logra una gran humanidad que consigue emocionar, hacer reír y dirigir una punzante mirada al prejuicio y al miedo al ridículo que todos llevamos dentro.