En la pasarela, Angelina
Una misteriosa y elegante mujer es seguida por la policía. No la quieren a ella, sino al hombre con quien va a contactarse. Pero él y ella son astutos, planean todo para despistar a la autoridad. La idea es que ella confunda a la ley acercándose a un hombre de características similares al buscado, y lo hace, en un tren. El plan parece funcionar ya que el pobre hombre, un profesor de matemáticas estadounidense, comienza a vivir una aventura como aparentemente nunca vivió antes.
Ella es Angelina Jolie, él es Johnny Depp, y juntos hacen una pareja que no logra química alguna. Ella pasea ante la cámara su lánguida y huesuda figura, sus labios morcillosos y el director la sigue, dedicándole más tiempo a la exhibición de los modelitos que luce la mujer de Pitt que a cuidar la trama, inverosímil de por sí.
Depp hace lo que puede, como buen actor que es dice su letra, acompaña con el físico y trata de salir airoso en una película que nadie querrá recordar al momento de homenajearlo.
Con vueltas de tuerca previsibles, sólo resta disfrutar del paseo por Venecia, gentileza de un director que mezcló a Bond con Fashion Tv y Travel & Living, obteniendo como resultado uno de los fiascos del año.