Demasiadas grietas…
Existe un factor positivo y uno negativo en El Último Amor, e irónicamente son el mismo: está protagonizada por Michael Caine. Nos sentamos en la butaca felices de ver a Sir Caine en un protagónico, como hace tiempo no podíamos disfrutar a este actor de dotes inconmensurables: lo que no sabemos es que estamos a punto de ser cómplices de una trampa cinematográfica ya que nunca vamos a poder empatizar con la historia ni con sus personajes.
Matthew (Caine) es un anciano inglés, recientemente viudo, presuntamente mal padre, viviendo en París, una ciudad de la cual no ha aprendido aún el idioma ni ha hecho más de un amigo. Pauline, (Clémence Poésy), una bella joven y profesora de baile, comparte la misma soledad que Matthew, aunque jamás sepamos nada de ella ni de su vida. Es así como en un encuentro, algo forzado y torpe por parte del guión, ambos coincidirán en un autobús donde comenzarán una relación de compañía y apoyo mutuo.
La historia no resulta muy verosímil. A pesar de que en algún momento nos creamos que quizás la soledad y desesperación por afecto nos puedan llevar a convertir a un extraño en nuestro imprescindible par (para Matthew en un amor de pareja, para Pauline en una familia ausente), todo termina siendo demasiado aburrido y lento como para poder convencernos.
La aparición de los hijos de Matthew y su pésima relación no suman mucho al relato, sumado al poco hincapié que se hace sobre el hijo que decide quedarse unos días más junto a su padre. Todo cae en lugares comunes y nos deja con ganas de un protagónico más a la medida de las capacidades actorales de Michael Caine, reconociendo que sin él esta película pasaría desapercibida para cualquier espectador.
Hablamos de una comedia dramática filosófica acerca de las verdades y mentiras del amor, la pérdida del ser amado, la imposibilidad de llenar el lado vacío de la cama o del banco en el parque, y como menciona Mathew, de cómo hay una grieta en todo, y así es como entra la luz y la esperanza a nuestras vidas. Lamentablemente este film tiene demasiadas grietas y la luz nos deja ciegos de buen cine.