Alegato medieval anti-machista
En 1977, el icónico cineasta británico Ridley Scott, autor de Alien (1979), Blade Runner (1982) y Gladiador (2000), entre otras, debutó en la gran pantalla con su ópera prima Los Duelistas (1977). Protagonizada por Harvey Keitel y Keith Carradine, se basó en la novela de Joseph Conrad -que se inspira en hechos reales de la Francia napoleónica- y cuenta sobre la rivalidad y el capricho entre dos hombres por su honor.
Ahora, en El Último Duelo, su trabajo más reciente y basado en el libro de Eric Jager, esa crónica resulta fundamental para realizar una revisión histórica de una época aún más anterior, la Francia del Siglo XIV, y reposicionar a los caballeros medievales de ese entonces en clave de los tiempos que corren. El guion a cargo de Matt Damon, Ben Affleck (esa dupla que conquistó Hollywood al coescribir Good Will Hunting y que aquí también forma parte del elenco) y Nicole Holofcener reconstruye la historia de una manera similar a la Rashomon (1950), de Akira Kurosowa.
La película comienza en el año 1386, a punto de que tenga lugar el último duelo a muerte de origen judicial en el mencionado país, con Jean de Carrouges (Damon) y Jacques Le Gris (Adam Driver) como protagonistas. A partir de allí iremos para atrás en el tiempo para entender cómo es que hemos llegado a esta situación, con tres versiones de los mismos hechos prolijamente divididos en capítulos: la historia según Carrouges, Le Gris, y la esposa del primero, Margueritte (interpretada por una sensacional Jodie Comer).
En El Último Duelo, la verdad, y la vida de los protagonistas, es la que está en juego. Y aunque esta película épica cuente con escenas de acción totalmente remarcables -a sus 83 años, Scott filma como nadie lo hace- se acerca más a un melodrama cortesano que posa su atención en las relaciones económicas y de poder de la época.
En búsqueda de modernizar lo que se está contando, abundan anacronismos en los diálogos de los personajes que distraen un poco la atención de manera negativa, y no permite que la obra termine de tomarse en serio. De todas formas no es nada comparado con los “raros peinados nuevos” de Damon y Affleck, y ni hablar de la interpretación como noble de este último. Dentro del elenco, destacan la versatilidad y la convicción de Driver y la expresividad de Comer, que domina el último tramo de la narración.
Una vez más, Scott ha vuelto a demostrar que no importa la ambientación y la época en la que se desarrollen sus películas, siempre nos sorprenderá con su estilo visual altamente concentrado y totalmente protagonista. Un film para adultos que invita a reflexionar sobre las miserias del pasado, que a veces cambia sus formas y mantiene su contenido, y a veces ni siquiera eso.
Puntaje: 7/10
Por Federico Perez Vecchio