A los 83 años Ridley Scott regresa a los cines con su mejor película desde American Gangster, donde ofrece un interesante drama medieval basado en hechos reales.
La trama de El último duelo es apasionante porque se relaciona con un misterio sin resolver de la historia francesa. En 1386 un caballero llamado Jean de Carrouge se enfrentó en un duelo contra el hombre acusado de haber violado a su esposa. Sin embargo el supuesto agresor se presentó a la contienda con el apoyo de un montón de gente que creía en su inocencia.
¿Sir Jacques Le Gris realmente violó a Marguerite de Carrouges o le tendieron una trampa? Desde entonces esta cuestión se debate entre los historiadores y juristas donde existen varias interpretaciones sobre el caso.
La película de Scott, que cuenta con el guión a cargo de Ben Affleck, Matt Damon y Nicole Holofcener, toma como fuente los análisis más contemporáneos que inclinan la balanza a favor de Marguerite.
Durante siglos historiadores aferrados a una cultura machista intentaron retratarla como una especie de Lady McBeth conspiradora con el fin de condenar a quien había sido la víctima del abuso. Una versión que nunca tuvo demasiado sentido.
Las investigaciones más recientes rescatan la figura de esta mujer que se animó denunciar ante la Ley la agresión que había sufrido ocurrido con toda la monarquía francesa y la Iglesia en su contra.
En este proyecto Scott adoptó una estructura narrativa que evoca el clásico Rashomon, de Akira Kurosawa, donde el conflicto se narra de las perspectivas de los tres personajes principales.
El tercer episodio centrado en el punto de vista de Marguerite, a cargo de una excelente Jody Comer, es el más interesante ya que ahonda en profundidad en esa cultura misógina de la antigüedad que poco tiene que ver con los romances literarios de la época o las posteriores visiones hollywoodenses con caballeros honorables.
Hay una intención del film en ese sentido de explorar el concepto de la masculinidad tóxica y ese sistema que lo amparó durante siglos.
Affleck y Damon, cuyo último guión en conjunto había sido Good Will Hunting (por el que ganaron un Oscar en 1998) ofrecen interpretaciones estupendas junto a Adam Driver, a quien siempre le sienta bien los personajes despreciables.
Sin embargo, la gran figura del film es Jody Comer, quien a partir de la segunda mitad del relato sobresale con los momentos más destacados.
En materia de realización nos encontramos ante un Scott inspirado que ofrece una experiencia cinematográfica para ser disfrutada en la pantalla grande. Desde los aspectos visuales El último duelo es la mejor obra que brindó en la última década y llama la atención por un detalle en particular.
Las secuencias de acción presentan una violencia visceral que por lo general solemos encontrar en las ediciones en dvd del corte del director o las versiones extendidas. Por alguna razón, Ridley logró imponer su visión en el corte para cines y todas las secuencias de batalla son de una crudeza impactante.
Durante el clímax ofrece el mejor combate de justa de la historia del cine y no es una exageración, cuando vean la película lo van a comprobar por su cuenta. Scott despoja el combate de todo entretenimiento pochoclero para retratar con realismo esa brutalidad primitiva que tenían esos encuentros.
Una elección del director que le aporta al momento un enorme impacto emocional, ya que la pelea no se narra como una coreografía estilizada.
En resumen, El último duelo es un gran trabajo de este maestro del cine que en breve regresará a las salas con una propuesta diferente protagonizada por Lady Gaga. Hasta ese momento esta producción sobresale entre las mejores opciones de la cartelera.