La gran paradoja de este estreno es que se llama El último Elvis pero en realidad tiene poco que ver con Presley, la magia de su arte o el mundo loco de sus imitadores.
La trama en realidad gira en torno a un hombre con serios problemas psicológicos que en la obsesión por tratar de ser alguien más se desconectó por completo de su verdadera identidad y vive totalmente ausente del mundo que lo rodea.
A Carlos, el personaje principal, le pegó el fanatismo por el lado de Elvis pero creo que podría haber sido fanático de Palito Ortega y su vida no hubiera sido muy distinta.
El film es interesante por ese lado al seguir la rutina diaria de este hombre que quedó atrapado en su propia trampa de fantasías adolescentes y no lograr encontrar una salida para encaminar sus relaciones familiares y su vida.
Carlos vive en un mundo de espejos tratando de ser alguien que no es.
Desde la realización El último Elvis es impecable y trabaja estas cuestiones de un modo interesante, al menos hasta los últimos minutos del film
El director Armando Bo (quien fue guionista de Biutiful, de Alejandro Gonzáles Iñárritu) lleva muy bien el relato desde la narración, que se apoya más en la fuerza de las imágenes que en las grandes escenas de diálogos.
También se destaca la fotografía de Javier Julia y la realización de las secuencias musicales que son muy buenas.
Esto nos llevar directamente a mencionar lo mejor de la película que es el trabajo del protagonista John McInerny.
No tengo idea donde sacaron a este tipo pero es genial. Sus interpretaciones de las canciones de Presley son brillantes y sorprende con algunas obras muy difíciles de replicar como “Unchained Melody” que hace en un piano y remite a un momento histórico del verdadero Elvis.
Antes de morir, cuando ya estaba muy enfermo, Presley hizo ese tema en un piano durante un concierto que se registró en video y es un momento de su carrera totalmente desgarrador porque literalmente entregó su corazón y alma en esa canción. Es muy escalofriante y doloroso de ver porque al poco tiempo se murió y dejó todo en ese escenario.
Deben ser muy pocos los imitadores de Elvis en el mundo que pueden brindar una interpretación tan apasionada de esa canción como la que entrega John McInermy en esta película. Por eso lo suyo es excelente.
Lamentablemente el film decae luego en lo argumental.
El último Elvis es una muy buena película hasta los 10 minutos finales donde los guionistas derraparon por completo y se estrellaron en la banquina con un cierre inverosímil y grotesco que me pareció completamente tirado de los pelos.
Salvo que explicaran que el personal de seguridad de Graceland (muy bien recreada, por cierto) fue entrenado por el jefe de policía Gorgory de los Simpsons, no hay manera de creerse las acciones del protagonista hacia el final.
Es como que se desesperaron por darle un cierre emotivo a la historia y terminaron haciendo algo bizarro que no está en sintonía con el tono que tenía la trama hasta ese momento.
Una lástima porque venían ofreciendo un buen cuento.