El Discurso del Rey
Carlos es un tipo cuarentón que piensa que él es Elvis, en su reencarnación canora perfecta: "Algunos nacen con un don, como yo...!" -explica a su pequeña hija-, y si, a no dudarlo... canta excepcionalmente, y destacable es el protagonista seleccionado (John Mclnerny), quién lo hace naturalmente sin ningún tipo de doblaje de voz, y esto es el acierto 1 del filme.
El guión va por el lado de un personaje que en su diario vivir imita en carbónico perfecto al "Rey" Presley, -alguien puede comer en la Argentina: sandwiches de mantequilla de maní con rodajas de banana..??-, pero su supervivencia mundana detenta oscuros fragmentos como la relación con su ex mujer y su hija niña que es conflictiva, aguantar un trabajo rutinario y pesado de soldador, relacionarse con placeres pasajeros como alguna que otra puta, y aceptar ser figura en un submundo de imitadores que maneja una agencia de dobles, y eso si: cantar en cualquier sitio, y a veces en los peores. Todo cabe en esta historia, donde estamos ante otro hombre que está solo y espera, un cambio quizás...un algo distinto.
El nieto del gran Armando Bó, e hijo del "ex-superangente" criollo de la pantalla: Víctor, viene bien con esta propuesta, alberga posibilidades de estar ante una promesa interesante del cine autóctono, y tiene además de talento su posibilidad ampliada -aqui por ejemplo hay dinero de coproducción americana y participación activa en el proyecto de Alejandro González Iñárritu, para quién el director trabajó como guionista en "Biutiful"-, ya que ha logrado un filme conmovedor y magníficamente trazado, sin dudas.