Ópera prima de Armando Bo que logra conjugar un estilo visual impecable, con un manejo de cámaras delicado y con un relato muy interesante y bien contado sobre un hombre que se pierde todo en la vida por tratar de ser quien no es. Una propuesta de calidad y, pese a algunos golpes bajos innecesarios, una película muy bien actuada y con un ritmo musical muy bien manejado.