Que se cumpla
Hace dos años y medio conocimos la historia de Nell, una joven de Nueva Orleans poseída por una fuerza demoníaca y cuyo proceso de exorcismo fue grabado por el pastor Marcus. Tras esos acontecimientos, Nell intenta regresar a la normalidad internada en un casa donde es tratada junto a otras chicas con problemas diversos.
Mientras en el filme anterior el director apostó al recurso del falso documental, ahora el relato se presenta de forma más convencional, con flashbacks que sirven para recordar al espectador lo acontencido anteriormente. La historia transcurre sin prisa, morosa, apoyada en la buena actuación de Ashley Bell. Lo interesante -hasta ahí nomás, tampoco para emocionarse-, es como ahora se plantea la lucha interna de Nell para combatir a la maligna fuerza que intenta poseerla, en lugar de invocar la acción externa, que sí está presente pero no como centro excluyente del relato.
Dentro de un género que ya agota, esta segunda parte cierra dignamente una historia que procura ir por otro camino, sin pretensión de clásico, pero tampoco cayendo en el papelón. Que no es poco.