Exorcismo que peca de discreto para los fans del terror
La original "El último exorcismo" describía todo tipo de alegrías horripilantes que hacen felices a los fans del cine de terror, pero lamentablemente estaba filmada con el formato de "falso documental" ya repetidísimo y cansador por su factura ultrabarata y sus cámaras temblequeantes. En cambio, esta secuela esta filmada con un elegante estilo de terror clásico, que ojalá hubiera sido aplicado a su predecesora. Sólo que en este caso lo que hay que lamentar es el triste detalle de que las alegrías terroríficas brillan por su ausencia. Es que en "El último exorcismo parte 2" pasa poco tirando a nada, y lo poco que pasa está filmado de un modo absolutamente mezquino en todo lo que se refiera a gore, al punto de que incluso hasta el mismo climax de la escena culminante, es decir el exorcismo en cuestión, ¡sucede en off!
La trama retoma las cosas desde el final del film anterior. La pobre chica sobreviviente de los diabólicos sucesos sureños filmados por unos documentalistas quiere dejar atrás todo ese pasado conflictivo en un internado para señoritas de Nueva Orleans. Ella trata de pensar que nada de eso fue real, pero el demonio que la reclama para sí no sólo la necesita para concretar una antigua profecía, sino que además es muy celoso de cualquiera que se interese por ella de una manera romántica o lujuriosa.
El guión es atractivo e insinúa ideas muy interesantes que desafortunadamente nunca logra plasmar del todo, lo que redunda en un efecto de frustrante interruptus. Con todo hay muchas situaciones que construyen climas eficaces, y la pena es que casi nunca lleven al espectador a algo más intenso. Recién el desenlace promete un poco de acción tenebrosa, y quince minutos más de diabluras hubieran evitado que el público se levante de la butaca sintiendo que vio un trailer demasiado largo o una película por la mitad. Apenas se notan los toques macabros del productor Eli Roth, que suele dedicarse a films más sustanciosos y truculentos.