Juan Conte (Germán Palacios) es un cínico y exitoso escritor de libros sobre ateísmo. Vive en un mundo de certezas hasta que su corazón falla. Al despertar, se entera de que ha recibido un trasplante de corazón. Dicho trasplante le ha salvado la vida, pero también lo mete en un trama siniestra que destruirá todo aquello en lo que creía. El prolífico realizador de cine de terror, Daniel de la Vega, explora aquí el horror religioso con resultados desparejos. Logra algunos momentos sorprendentes, pero en general no consigue dar con el terror que sabemos se está proponiendo. La historia de beneficia cuando se parece más a Misery que cuando explorar elementos fantásticos. Germán Palacios no está nunca en tono con la película y eso le quita gran parte de su fuerza. Pero en resumen lo que falla es la posibilidad de ir más allá de los elementos más básicos del género. Para un director tan prolífico, una película fallida no es algo tan grave, pero teniendo mejores títulos, se vuelve más evidente en cada una de las escenas.