Este filme, del director argentino, que se hiciera conocido como documentalista, bien podría llamarse como se llama, o bien “La última mujer ” o “El ultimo unicornio”, así de arbitrario es todo en él. Tiene una estética, desde la dirección de fotografía, que termina por ser lo mejor, o lo único rescatable, no en tanto parte de una dirección de arte específica, dicho de otro modo, una estética que no parece haber sido buscada sino encontrada.
Un guión que por su retraimiento es superficial, nunca profundiza en nada, sólo el repetir constante de la misma idea, como para llamarlo de alguna manera, aunque usen algunos sinónimos nunca agregan nada nuevo. Por lo cual la progresión dramática quedo en algún apunte perdido en el camino, sabiendo además que este recurso dialógico es mayormente una voz en off que bien podría ser un recuerdo o un pensamiento.Da lo mismo. Lo propio sucede con algunos pequeños horrores de continuidad, pero a esta altura es lo de menos.
Sumándose a todo esto una banda de sonido que ojala fuese solo enfática, pomposa, en algún momentos puede sentirse empática respecto a la imagen, pero son los menos.
Una coproducción de Argentina con el gran país del norte justificada solamente en la presencia de dos actores famosos. Uno con gran trayectoria.
Ambientada en un momento post apocalíptico, toda una novedad mire usted, narra la historia de Kurt (Hayden Christensen), un veterano de guerra con trastorno post traumático por estrés, que deambula por la ciudad hasta que establece una relación con un Noe sin barco (Harvey Keitel), un fortuito Mesías que logra persuadirlo a abandonar la vida sin sentido que lleva y volver por lo que le pertenece, al mismo tiempo que un “loco” (Fernan Miras), quien tal cual un oráculo extrapolado como de una tragedia de la antigua Grecia, le dice las verdades que él no puede escuchar.
El desahuciado comienza entonces a entrenarse de una manera extrema en su refugio subterráneo, para uno vaya a saber que motivación. Su salud mental esta puesta en tela de juicio, (la del guionista por carácter reflejo también) por los otros y por él mismo, supuestamente por lo cual todo podría ser un delirio del personaje, ojala lo fuera, no está implementada esta opción, y sería otra película.
Entran a jugar los factores de poder, mafias varias, grupos encontrados en pos de nada, pues estamos frente a la devastación de la tierra y la vida tal como se conocía, Jessica (Liz Solari) una mujer que seduce y queda seducida por el supuesto héroe, hija de uno capo mafia… volvé Marlon, te perdonamos.
Una película de supuesta clase B con un costo de producción acorde, pero el problema no es ese, en realidad termina siendo un manual de lugares comunes, un gigantesco cliché, con tantos recursos estereotipados, personajes maniqueístas sin dobleces y contrapuestos, diálogos insulsos, acciones hay, es verdad, pero no llevan a ningún lado por la inexistencia de un conflicto dramático que funcione de manera actancial, digamos que justifique las mismas
Los actores hacen lo que pueden con lo que les toco en gracia o en desgracia Un filme que tarda en arrancar, tarda en desarrollar y tarda en cerrar, o sea, un filme que retarda.