Si bien no es frecuente que Argentina coproduzca con capitales de las grandes potencias, alguna vez esto ha tenido lugar. Aunque también es cierto, que no es algo que suceda en forma habitual.
Es por eso que la atención que acapara "The last man" no es poca para el medio local: un thriller existencialista de ciencia ficción, con una selección de actores de renombre cuyo liderazgo cae nuestro Rodrigo H.Vila, quien deja los recorridos documentales (sobre los que venía construyendo su carrera) y se le anima a una ficción bastante de resultados desparejos.
Aquí tenemos un guión discreto, que pretende ser ingenioso relacionando ideas de varios campos (la metafísica, la cordura, la angustia existencial, etc), pero que no aporta nada que no hayamos visto en thrillers semejantes en los últimos tiempos. Eso, sumado a cierta discreta presencia de algunos rubros técnicos (la dirección de arte, la fotografía) y una progresión de trama poco consistente , termina por redondear un producto discreto, raro, y que nunca termina por sentirse ajustado y creativo.
"El último hombre" se siente como un mix de ideas que ya han sido trabajadas en profundidad en otros recorridos, y si bien su planteo en algún momento se presenta enigmático y hermético, lo cierto es que su estructura, es superficial. Una vez que vamos avanzando sobre el metraje, descubrimos que las cosas son más simples de lo que parecen.
Pero vayamos a la historia. Tenemos a Kurt Matheson (Hayden Christensen), un veterano de guerra con trastorno post-bélico que la está pasando mal. Su mejor amigo murió y él no puede superar esa cuestión. Se siente atormentado y no encuentra salida a ese dolor.
Cierto día conocerá al "Pastor Noé" (Harvey Keitel), un sujeto que predica que el apocalipsis, se viene con todo, y no es broma. Pronto. Y hay que estar listos para enfrentarse a él.
Claro, imaginense un hombre cuya psiquis ya viene deteriorada, encontrar un "mesías" que lo direcciona: Kurt entra en un estado de alienación fuerte, que lo lleva a prepararse para un fin de los tiempos que se ve posible, por una serie de tormentas que azotan el lugar donde se desarrollan los hechos.
Mientras esto sucede, nuestro protagonista (porque necesita pagar sus gastos y ahorrar, antes del principio del fin), conseguirá una posición laboral provisoria , donde trabará relación con la hija de su superior (Liz Solari), que ofrecerá cierto voltaje físico a la trama cuando se involucren románticamente.
Pero Kurt, duda. Noé lo incentiva, pero las cosas se van complicando. Especialmente cuando nos damos cuenta de que él se volvió incómodo para algunas personas y eso se reflejará en persecusiones y golpes varios. La cuestión será ver si el apocalipsis será real o sólo una construcción en la mente del ex combatiente, que lo aisle hasta desintegrarlo en un dantesco neuropsiquiátrico...
Christensen es un buen actor, y hace lo que puede con las líneas que le tocan en suerte. Keitel, está por debajo de sus actuaciones promedio y el resto del elenco, con mucho color local, aporta oficio y concentración. No más. Vila parece querer darle un tinte místico a su relato, pero ciertas deficiencias del guión no permite que eso se corporice. No estoy seguro si es una cuestión de recursos o de atmósfera, pero me inclino a pensar que hay una mezcla de ámbos.
Por otra parte, la voz en off es un elemento delicado para usar, y aquí no funciona en forma adecuada (era necesaria? realmente?). Me cuesta pensar en el marco de realización, y creo que "El último hombre" es un producto de valor discutible. Genera cierto interés por el crossover de actores que presenta (eso es innegable) pero su poco vuelo y el escaso interés que genera en el espectador, no permite reconocerlo como un producto equilibrado. Parece lejos de eso.
Rescatamos el valor de probar un elenco internacional novedoso para los tiempos que corren.