La nueva película de Rodrigo Vila es un fallido acercamiento a la distopía más radical, aquella que en un apocalíptico escenario conjuga elementos psicológicos para generar algun conflicto narrativo.
Las idas y venidas del protagonista no solo en un punto resultan inverosímiles, sino que en la predicación por un orden diferente y la imposibilidad de escapatoria se terminan disolviendo todas las premisas que presentaba.