Otra película de gente que se tiene que matar entre sí para poder sobrevivir o (acá pasa esto) salvarle la vida a alguien que quieren. Otra de controladores malos, juegos sádicos y moral quebradiza ante lo terrible. Por momentos funciona, por momentos, no: sabemos que alguno va a quedar y es más bien un juego de apuestas sobre quién o quiénes descubrirán la “trampa” de todo el asunto. Nada que no hayamos visto antes (y casi nunca funciona).