El último juego es una película de terror de bajo presupuesto dirigida por John David Moffatem IV y con una temática heredada de la franquicia de El juego del miedo. Está escrita por Ryan Graff y Jill Killington y protagonizada por un grupo de actores desconocidos, conformado por Troy Jones, Dom Cole, Yasmin Irvine, Steven Synstelien, Stefani Rose, Cheryl Lyone, Uli Auliani y Cheverly Amalia.
La historia se centra en personas, extrañas entre sí, que se despiertan encerradas en una habitación. Y una séptima, que se presenta como la Dra Kasuma, aparece en una pantalla de televisión, les comenta que forman parte de un experimento en el que deben asesinarse unos a otros un breve lapso de tiempo, para salvar la vida de un ser querido de ellos.
En primer lugar, es necesario destacar el mal uso del fuera de campo, utilizado en primer lugar para que los espectadores se formulen preguntas sobre todo lo que ocurre fuera de la habitación, ya que lo único que se nos informa es lo que vemos en el televisor y nos cuenta la Dra. Kasuna (Amalia). Y, en segundo lugar, porque se mantienen fuera de cuadro la mayoría de las escenas de violencia, o directamente se anulan poniendo la pantalla en negro mientras transcurren los hechos. Lo que comete el error de no permitirle al espectador exorcizar la angustia generada y satisfacer sus expectativas.
Así como tampoco funcionan las actuaciones, con los excesivos gritos e insultos, de sus personajes y los intentos fallidos de encontrar la salida. Ya que, si bien es comprensible al comienzo, por la situación en la que se encuentran, se vuelve cansador por lo repetitivo, haciendo que el espectador vaya perdiendo interés.
En conclusión, El último juego es una película que no funciona porque se regodea en un morbo sin sentido y hace un mal uso del fuera de campo. Dejando afuera a un espectador que pierde el interés en la historia al no poder empatizar con ninguno de sus personajes.